Lito Rial cierra su etapa en los fogones de A Batea do Castelo: «Creei o meu estilo propio de cociñar»

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Lito Rial y Rosa Rodríguez inician una nueva etapa tras jubilarse y dejar en manos de su hijo el restaurante A Batea do Castelo
Lito Rial y Rosa Rodríguez inician una nueva etapa tras jubilarse y dejar en manos de su hijo el restaurante A Batea do Castelo MARCOS CREO

Fue jefe de compras durante 20 años, montó una empresa de alquiler de maquinaria y acabó preparando las mejores carnes y pescados a la parrilla

18 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En la vida hay que ir quemando etapas, aunque a veces muchas de ellas no tengan nada que ver con las anteriores. Lito Rial (Dodro, 1955) es un buen ejemplo de lo que significa ir adaptándose a las nuevas circunstancias. Comenzó su carrera profesional en la empresa de curtidos Picusa de Padrón, donde trabajó más de 20 años como jefe de compras, «e chegamos a facturar máis de 20.000 millóns das antigas pesetas», recuerda de esa época dorada. Pero tras ella llegó la crisis y la compañía cerró en 1995 dejando en la calle a 400 trabajadores.

Lejos de quedarse parado, junto con otros tres socios decidió abrir en A Pobra un negocio de alquiler de maquinaria de construcción, «porque por esta zona non había nada parecido e pareceunos que era un bo lugar porque estaba no medio da comarca». Estuvo activa entre 1996 y 2002, cuando decidieron cerrarla.

Paralelamente a su vida profesional, Lito Rial comenzó a hacer sus pinitos en el mundo de la hostelería. Empezó cuando tuvo que echar una mano a un ahijado suyo que tenía un pub en Boiro. Eran los 90, la época de la movida barbanzana, y él venía del mundo de la empresa, donde había recibido formación de cronometraje para mejorar el rendimiento, y lo empezó a aplicar en el local con muy buenos resultados. Como le iba bien con este pub boirense, decidió abrir otro en Pontecesures, al que le seguiría un tercero en la zona de As Carolinas de Ribeira. «Eu pola semana era señor de despacho e o fin de semana era o tío da marcha», bromea. Y así estuvo unos años hasta que se fue deshaciendo de todos los locales.

 

Tenía todavía la empresa de alquiler de maquinaria cuando surgió la oportunidad de gestionar un restaurante en Catoira y él, sin decir nada a nadie, tiró para adelante. Sin embargo, pocos días antes de abrir el Illa de Cortegada, el cocinero y la jefa de sala encontraron otro trabajo «e tiven que contarllo á miña familia. Os meus fillos propuxéronme que o colléramos nós, e eu sen ter nin idea púxenme na grella e a muller na cociña». Para él fue un gran descubrimiento, «porque a hostalaría foi un refuxio» al que ha dedicado los últimos 22 años.

Abrió otro restaurante en Noia y más tarde repitió en Catoira, hasta que surgió la oportunidad de llevar A Batea do Castelo de A Pobra. Rial reconoce que en el municipio hay muy buenos restaurantes con una larga trayectoria, «e nós quixemos intentar ir por outro camiño, nunca competir. Así que especializámonos en carnes e pescados á grella. E así creei o meu estilo propio de cociñar».

A pesar de que no lo tuvieron fácil porque a la pandemia se le sumó un incendio que calcinó la parte superior del restaurante, Rial piensa «que conseguín ter un recoñecemento da clientela». Por eso le costó tanto tomar la decisión de jubilarse, pero su mujer lo convenció de que había llegado la hora.

Sin embargo, A Batea do Castelo seguirá en la familia de la mano de su hijo pequeño, «e nós estaremos por aquí para botarlle unha man no que faga falta».