Antonio García lleva más de 40 años en la comisión y pronostica una vida duradera a la celebración
02 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Pese a que se celebran en octubre, con la amenaza del frío y la lluvia cerniéndose sobre Barbanza y, como ocurre en esta ocasión materializándose, las fiestas de San Roquiño tienen un gran tirón, que se mantiene durante las seis jornadas de celebraciones. Dicen que detrás de este éxito está la larga tradición de esta cita, pero también influyen las ganas de diversión que muestran año tras año los vecinos de la parroquia lousamiana de Tállara.
Lo sabe bien Antonio García, vecino de Pousada que lidera la comisión organizadora del martes. Lleva más de cuatro décadas al pie del cañón y no duda al señalar que «estas celebracións son un sentimento para a xente da parroquia». Por eso, se muestra convencido de que «hai festexos de San Roquiño para largo. Xa poderá ser un programa de máis nivel ou de menos, pero festas vai haber».
Él cuenta con una decena de colaboradores para organizar su día: «Temos o mellor equipo». Y ello contribuye a que el trabajo sea más llevadero: «Levamos moitos anos xuntos, así que cada un xa sabe o que ten que facer». Eso no quita que, cuando llega la jornada en cuestión, los nervios estén a flor de piel: «É un día moi estresante, porque che gusta que saia todo redondo e para iso hai que estar moi pendente. Eu empezo ás oito da mañá e non descanso ata que chegan as tres ou as catro da madrugada, na recta final da verbena».
Este año, su gran apuesta fue Trébol: «É unha orquestra que ten un repertorio de música para bailar, por iso gusta moito aquí en Tállara. Hai que darlle á xente o que quere». Su gran día le dejó un sabor agridulce, pues le hubiera gustado que el tiempo acompañara: «Son cousas que pasan e contra as que non podemos loitar. Sempre é unha mágoa que non poida saír a procesión, pois unha parte importante da festa é a relixiosa».
Tállara encara hoy su cuarto día de celebraciones, jornada que arrancará, como las anteriores, al ritmo que marquen los integrantes de O Son do Pote, un grupo de música tradicional de Lousame. La misa repite hora, las 13.00, y estará en esta ocasión dedicada a San Miguel. Incluirá, si el tiempo lo permite, procesión.
Tras los oficios llegará la primera ración de música, coincidiendo con la sesión vermú, a cargo de la orquesta Salsarena. Esta agrupación regresará por la noche y compartirá protagonismo con el grupo Montreal.