Juana Ermitas Crugeiras: «Nunca pensei que sendo ama de casa tería un título universitario»

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA

BARBANZA

Al acto asistieron los que ya han acabado los cursos y otros que lo harán en los próximos años.
Al acto asistieron los que ya han acabado los cursos y otros que lo harán en los próximos años. CEDIDA

La ribeirense se graduó este viernes del cuarto ciclo de formación de grado

06 jun 2023 . Actualizado a las 16:24 h.

No todo el mundo tiene la oportunidad de estudiar durante la juventud. Algunos tienen que saltar directamente al mercado laboral empujados por la necesidad de llevar un plato caliente a casa, otros piensan que quizás ese no sea su camino y que lo mejor es empezar a ganar dinero cuanto antes.

Esta fue la situación de muchos de los ribeirenses que este viernes vieron como se cumplía un sueño: graduarse de la universidad. Durante cuatro años, numerosos mayores de 50 acudieron a clases con catedráticos en las que adquirieron conocimientos de todo tipo, desde la psicología hasta la filosofía y la biología, pasando por educación ambiental y literatura gallega.

Este sacrificio, enmarcado en el programa de cuarto ciclo universitario, no busca una mejora en los currículos de los asistentes, si no un enriquecimiento personal. Juana Crugeiras, una de las estudiantes del grupo, cuenta que, hasta que acabó el curso, todos iban ilusionados al aula del Lustres Rivas y con ganar de saciar su curiosidad haciendo preguntas a los docentes: «Un deles díxonos que presentábamos máis dúbidas nós que os alumnos da universidade, que, segundo el, parecen mobles ás veces».

Una oportunidad

Según la barbanzana, Ribeira es la primera sede del cuarto ciclo ajena a las instalaciones de la USC, pues los adultos que estudian en Lugo o Santiago tienen que desplazarse a las diferentes facultades mientras que en la capital comarcal todas las lecciones se imparten en el centro Lustres Rivas varios días por semana. «Se non fose porque está aquí moita xente non se lanzaría, porque ir a vir a Santiago durante o inverno bótache para atrás». Aún así, destaca que algunas personas tuvieron que abandonar debido a su situación laboral o circunstancias familiares.

Sobre los contenidos, Crujeiras piensa que los docentes hicieron un buen esfuerzo por adaptarlos a las necesidades del alumnado, que en algún caso superaba los 70 años. Por el contrario, esto no los libró del esfuerzo, ya que fueron sometidos a trabajos y exámenes con los que poner a prueba sus conocimientos.

El objetivo de esta formación poco tiene que ver co las notas finales. Su valor reside en la capacidad de las lecciones de lanzar un mensaje clave a la sociedad: que te hagas mayor no significa que no puedas seguir aprendiendo. La ribeirense admite que «nunca pensei que sendo ama de casa tería un título universitario».

Para ella, una parte fundamental de esta aventura fue el hecho de que todos coincidiesen en la misma clase. Esto les permitió conocer gente con sus mismas inquietudes, creando una piña con la que disfrutar de salidas educativas o cafés entre amigos. «Nós cando saímos por aí imos cantando no autobús, ata levamos a pandeireta». La variedad es lo ha marcado la diferencia. Al no requerirse una titulación en específico para entrar, las clases han estado conformadas por todo tipo de perfiles profesionales, desde antiguos bancarios, hasta profesores o amas de casa han aprovechado la oportunidad para formarse. La guinda del pastel llegó este viernes, cuando los alumnos que ya pasaron todas las materias celebraron un emocionante acto de graduación en el pazo de Fonseca de Santiago, donde se reunieron con estudiantes de la capital gallega y Lugo.