La segunda vida de los árboles que se quemaron en la sierra de Barbanza

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Los pinos que se quemaron el año pasado en el incendio de agosto fueron talados en los últimos días
Los pinos que se quemaron el año pasado en el incendio de agosto fueron talados en los últimos días ANA LORENZO

La madera servirá para fabricar papel, tableros e incluso generar energía

01 jun 2023 . Actualizado a las 10:39 h.

El 5 de agosto del 2022 quedará señalado como un día aciago para la sierra del Barbanza. Se iniciaba en la parroquia boirense de Cures un gran incendio que extendería sus zarpas hasta los concellos vecinos de A Pobra y Ribeira, arrasando a su paso más de 2.200 hectáreas, matando ganado y obligando a desalojar varias viviendas y negocios hosteleros que se vieron cercados por las llamas. Casi un año después, el paisaje sigue manteniendo el tono negruzco, pero en las últimas semanas se ha despejado un poco, ya que se han talado todos los árboles que fueron pasto de las llamas, y que ahora, contra todo pronóstico, tendrán una segunda vida como tableros, serrín, papel o biomasa para generar electricidad.

De hecho, aunque en general la madera quemada no tiene mucha salida en el mercado, en el caso de la que ardió en la sierra de Barbanza se da una peculiaridad, y es que las fuertes rachas de viento que expandieron el fuego y dificultaron su extinción, también hicieron que corriera «a una velocidad inusitada, que redujo la afectación al terreno, y solo en algunas zonas la intensidad fue moderada», según explicaron los técnicos del Centro de Investigación Forestal de Lourizán que analizaron el monte.

Esta situación ha provocado que, una vez transcurrido el tiempo oportuno tras registrarse el grave incendio —un período que puede variar entre los meses y el año—, se hayan podido cortar los árboles y vender para destinar a distintos usos. Xabier González, jefe del distrito forestal, explicó que la zona quemada está en manos de varias comunidades de montes, y que la gran mayoría tienen un convenio con la Consellería de Medio Rural. «O que se fixo foi unha medición das parcelas afectadas, e se subastou a madeira por lotes. Neste caso, como non houbo moita afectación, os prezos que se pagaron nas poxas foron bastante decentes; non igual que se fose madeira verde, pero esta madeira da serra do Barbanza aínda tiña un uso viable», explicó.

 A resultas

En el caso de comunidad de montes Barbanza-Postmarcos se optó por otro modelo de gestión, puesto que esta entidad ha decidido desvincularse del convenio con la Xunta porque prefiere gestionar directamente sus terrenos. De esta forma, en lugar de subastar por lotes los troncos quemados se pusieron en contacto con varias empresas maderistas, que le ofrecieron sus presupuestos y optaron por la que mejores condiciones le ofrecía. «La madera que no llega a 14 o 15 centímetros se destinará a rolla para hacer pasta de papel, y la más grande va directa a los aserraderos para hacer tableros, puntales o encofrados», explicaron fuentes de esta comunidad de propietarios, que también aseguraron que los pinos estaban dañados por fuera, pero el fuego no había afectado al interior.

«La madera que no llega a 14 o 15 centímetros se destinará a rolla para hacer pasta de papel, y la más grande va directa a los aserraderos para hacer tableros, puntales o encofrados»

Por el momento, desconocen la cantidad que percibirán por la venta de esta madera, puesto que han firmado un contrato que se conoce como «a resultas», es decir, una vez que se distribuya todo el material entre las distintas empresas se conocerá el dinero conseguido, «que se invertirá íntegramente en el monte, en realizar trabajos forestales y de prevención de incendios. En nuestro caso, al tratarse de terrenos con muchos pinos, se produce un proceso de autorregeneración, porque se soltaron muchos piñones que comienzan a germinar y el año que viene ya comenzarán a verse plantitas, aunque para volver a ver árboles habrá que esperar unos 30 años», apuntan.

El aprovechamiento forestal de todos los árboles que ardieron en la sierra de Barbanza no solo acabará en las empresas papeleras y en los aserraderos, sino que también servirá para producir electricidad. Todas las ramas, rastrojos y restos que se retiran de los troncos y que aparentemente no valen para nada son recogidos por la empresa Greenalia para transformarlos en biomasa. En proceso empieza por agruparlo todo en unas pacas que se llevan a la planta de Curtis para poder generar energía.