Las mareas verdes ahogan Barbanza

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Uno de los episodios más graves de una marea verde en la playa de Os Areos de A Pobra
Uno de los episodios más graves de una marea verde en la playa de Os Areos de A Pobra cedida

La proliferación descontrolada de algas transforma el paisaje de las playas de la comarca, que a veces parecen auténticos prados que asfixian el marisco

31 may 2023 . Actualizado a las 09:23 h.

Eutrofización. Ese es el término técnico que explica que muchas playas de la comarca estén cambiando su paisaje, y del color blanco de su arena se haya pasado a uno verde que llega de la mano de miles de algas que no paran de proliferar y que en muchas ocasiones acaban asfixiando al marisco. La explicación a esta sucesión de las bautizadas como mareas verdes está en el exceso de nutrientes inorgánicos que llegan al mar procedentes de los vertidos agrícolas, ganaderos y también de otras actividades humanas que tienen unos altos niveles de nitrógeno y fósforo.

«Estas son unas especies oportunistas, que utilizan esos nutrientes para crecer muy rápido, y luego se van fragmentando en pedacitos y producen una sopa cada vez más espesa y grande», explica Javier Cremades, catedrático de la Universidade da Coruña y miembro del equipo de investigación Biología Costera (Biocost), que están llevando a cabo una tesis sobre esta situación. Afirma que esta proliferación de algas es un fenómeno cada vez más importante a nivel mundial, y suele coincidir con períodos en los que hay mucha luz, el agua del mar está más caliente, y se dan una serie de corrientes que arrastran las algas a los arenales, un cóctel que suele darse sobre todo en los meses finales de la primavera y a principios del otoño.

La última invasión de algas, la semana pasada en el arenal pobrense
La última invasión de algas, la semana pasada en el arenal pobrense MARCOS CREO

Los problemas más importantes son que, por una parte, afecta mucho al turismo porque las playas aparecen sembradas de algas —que no de basura—; y, por la otra, que la acumulación de esta especie puede acabar asfixiando al marisco. «Esta situación viene derivada de que antes había muchas zonas de marismas que actuaban como una barrera que filtraba todos los nutrientes que venían de los ríos, pero ahora se han construido rellenos, puertos y paseos marítimos y ya no hay esa protección», destaca el biólogo. En esta cadena de culpa también está que ha cambiado mucho el paisaje de los cauces, donde antes había mucha vegetación que hacía de freno para evitar la llegada de nutrientes al agua, pero la sequía y los incendios han acabado con estos filtros.

«Las algas no tienen la culpa, solo nos están diciendo que hay un problema en el mar»

«Hemos ido quitando frenos y barreras naturales, y se ha desequilibrado todo. Las algas no tienen la culpa, solo nos están diciendo que hay un problema en el mar y están convirtiendo ese exceso de nutrientes que llega al agua en materia prima», apunta Javier Cremades, que reconoce que hay que buscar fórmulas para que estas mareas verdes puedan ser un recurso. De hecho, en muchos países europeos ya se están realizando proyectos para revalorizarlas y que incluso sea rentable su comercialización.

 Posibles soluciones

La otra opción es intentar reducir su presencia y, para ello, hay que «minimizar al máximo los vertidos procedentes de residuos agrícolas, ganaderos y urbanos que llegan a ríos y al mar, pero es un problema global». Explica el catedrático de la Universidade da Coruña. Por el momento, la solución que le están dando muchos mariscadores y concellos es retirarlas de las playas, pero el problema está en que se amontonan en otros lugares donde acaban descomponiéndose y regresan como nutrientes al mar, con lo que el problema vuelve al origen.

En la tesis en la que participa Javier Cremades junto con Érika García se analiza qué zonas de Galicia son las más afectadas por esta proliferación de algas, y para ello enviaron una encuesta a todas las cofradías de la comunidad para saber cuál era la situación en cada zona, y como estaba afectando al marisco.

Los pósitos barbanzanos han sido uno de los más colaboradores con este estudio, puesto que también son unos de los que más sufren las consecuencias de las mareas verdes. Según apunta Érika García, Rianxo lleva desde el 98 sufriendo episodios de invasiones de algas, aunque en este caso más que en las playas lo sufren los mariscadores de a flote .

También en Ribeira, Cabo de Cruz y A Pobra padecen esta proliferación descontrolada de algas —principalmente de las denominadas ulvas laminares—, pero su aparición suele coincidir cuando hay vientos del norte y determinadas corrientes que las acaban arrastrando hasta los arenales barbanzanos.