Mira, después cruza

Alicia Fernández LA CRIBA

BARBANZA

07 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya va la Semana Santa entre procesión y procesión, entre pasión y capirotes, la caña a la tapa, llenando las calles de guiris, que todos los somos en pueblo ajeno. Es esta una semana de intercambio, donde se van tantos como llegan; una versión de la teoría de los vasos comunicantes turística. En esas cavilaciones tan poco religiosas y místicas iba quien suscribe cuando me pregunto por qué la Dirección General de Tráfico, tan dada ella a rizar el rizo de la normativa de conducción de vehículos, para meternos la mano en el bolsillo, no se pone a trabajar en algo serio y elabora y divulga un manual sobre cómo cruzar los pasos de peatones. Que ya sé que parece cosa de menos enjundia que el manejo de una escoba, pero la realidad, tan contumaz ella, nos demuestra lo contrario.

En un pequeño paseo por cualquier pueblo o ciudad te encontrarás con los que se tiran a las rayas, los que cruzan corriendo y sin mirar, los que lo hacen en bicicleta, los del patinete o los que lo hacen chateando por el móvil. Por no hablar de ese espécimen dubitativo o contemplativo que se para al borde del paso con ademán engañoso y, cuando paran los vehículos, con gesto condescendiente, indica que no va a cruzar.

Que el paso de cebra no es ni una invitación al suicidio ni una patente de corso. Hay que llegar, parar, comprobar y, una vez asegurado que el vehículo o vehículos de ambas direcciones nos han detectado y ceden el paso, cruzar. Que hay que bajarse de la bicicleta para pasar por él. Que la atención debe centrarse en las circunstancias de la vía y no en el teléfono ¡Que nos jugamos la vida en ello!