La AMPA de Olveira pide una rehabilitación integral para un colegio cuarentón

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA

BARBANZA

Los padres reclaman a la Xunta un edificio seguro y accesible para sus hijos

07 abr 2023 . Actualizado a las 12:00 h.

Los centros educativos son lugares muy especiales para padres y pequeños. En ellos, los niños pasan gran cantidad de horas durante su infancia y adolescencia y aprenden valores básicos para su desarrollo, como el respeto hacia sus compañeros y la importancia del trabajo día a día para conseguir sus objetivos.

Por eso para las familias es vital que las escuelas estén equipadas con los mejores materiales y, sobre todo, ofrezcan seguridad a los pequeños. Este es el gran problema del colegio de Olveira, donde no se han habilitado accesos aptos para sillas de ruedas ni una segunda salida para casos de emergencia.

Vanesa Torréns, presidenta del AMPA, cuenta que el centro debía haber sido sometido a una reforma en dos etapas allá por el 2008, pero solo se llegó a acometer la primera parte y, con la excusa de la crisis económica, no se recuperó la segunda fase del proyecto.

Normas básicas

La madre de dos niñas que estudian allí dice que se puede vivir sin determinadas cosas, pero que el caso del colegio de Olveira es grave porque faltan elementos tan necesarios como una salida de emergencia: «Os pais estamos preocupados, porque o día que pase unha desgraza imos levarnos todos as mans á cabeza».

En el centro hay dos entradas en la actualidad, una principal y otra por la zona del comedor de menor tamaño, pero que no serviría para evacuar a los pequeños en caso de ser necesario. «A segunda porta debería estar en paralelo á que xa existe», explica la afectada.

Del mismo modo, declara que es indignante que en una escuela del siglo XXI no haya acceso para personas en sillas de ruedas: «Tivemos o caso dunha profesora que non pediu praza para aquí porque tiña unha doenza que non lle permitía subir as escaleiras».

Además de estas peticiones básicas, la presidenta de la AMPA aclara que los baños no se han reformado desde la construcción del edificio, en 1985, igual que las ventanas, que en muchos casos ni siquiera pueden abrirse. La antigüedad de los cristales, sumado a la falta de un buen aislante, provoca que el centro tenga un elevado consumo de calefacción, lo que lo aleja de su objetivo de ser un colegio más ecoeficiente.

Años de espera

Torréns explica que la segunda fase de la reforma tendría que haber comenzado hace 13 años y que la voz de la comunidad educativa no está siendo escuchada por las instituciones: «Enviamos unha carta ao xefe territorial da Consellería de Educación en outubro, pero non nos responderon». Explica que esa misiva no fue la única, y que ninguna de ellas obtuvo contestación.

Uno de los padres afectados por las carencias en el colegio de Olveira es Manuel Ayaso, con tres hijos matriculados en el recinto: «Actualmente o centro incumpre a normativa de seguridade e mobilidade, temos medo a que pase algo grave e que os nenos non poidan saír».

El afectado amplía la lista de deficiencias del centro añadiendo la necesidad de cambiare el sistema de calefacción, de gasoil, mejorar el aislamiento y el sistema eléctrico, que está «obsoleto». Cree que lo importante es que se dejen de hacer parches y se haga una reforma completa que permita que el colegio se integre mejor en su entorno.

A estos problemas suma el exiguo tamaño del gimnasio, que apenas supera el de un aula convencional. Lo mismo sucede con el comedor, alojado en una de las antiguas clases de infantil remodeladas en las obras hechas en el 2008, que acabaron con los espacios de oficinas y dirección.

Ayaso añade que sus hijos prefieren no ir al baño durante las horas lectivas, ya que a pesar de estar limpios gracias las empleadas que se encargan de higienizarlos, las instalaciones son antiguas y prefieren ir en casa. Igualmente, señala que la pista tiene evidentes desperfectos y que los niños se caen fácilmente.

Este padre comparte que no desea sacar a sus hijos del centro y que lo mejor que tiene es el atento profesorado y la situación, al lado del corazón natural de Ribeira, el parque dunar.