María Candamo, la chica de Muros que cuida el mar haciendo bisutería

Carlos Portolés
Carlos Portolés RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Cedida

La joven hace joyería sostenible de resina con deshechos que encuentra en las costas

21 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene dos pasiones que, a simple vista, no tienen nada que ver. Una es el mar, que desde bien pequeña le han enseñado a amar y proteger a toda costa (valga la redundancia). La otra es el diseño. Esto segundo es, además, su profesión. Aunque, a decir verdad, lo otro un poco también.

Y es que su mayor empeño como diseñadora de moda siempre fue involucrar motivos marineros que evoquen la devoción que ella siente por las playas que la vieron crecer. Por eso, hace un año comenzó una ambiciosa investigación para su proyecto de final de estudios. La pregunta era: ¿Se puede hacer joyería con los residuos que arrastra la marea?

Siempre concienciada con el reciclaje, ya llevaba un tiempo retirando basura que las aguas traían flotando. Lo que hacía, como cualquier otro, era tirarla a los contenedores correspondientes. Hasta que tomó la determinación de darle a toda esa masa de deshechos una segunda vida. Fue entonces cuando, usando sus conocimientos, comenzó a convertir lo inservible en artesanía.

Ecología y arte

A pesar de que para ella es muy importante la parte ecológica de la empresa, puntualiza que también tiene aspiraciones artísticas: «Non é só un proxecto sostible, é tamén estético e de moda. Fago moldes con formas de cousas que lembren ao mar. Por exemplo, teño uns pendentes con forma de cuncha».

Esta bisutería tan excéntrica, refrescante y rompedora enseguida llamó la atención de mucha gente. Tanto de su entorno como desconocida. Así que tomó la determinación de comenzar a vender sus productos en Instagram (la cuenta se llama @lixo.atelier, y ya tiene más de 1.300 seguidores). Ahí, explica, los amantes de la joyería artesana tienen un amplio catálogo que pueden consultar y, mandando un mensaje privado, pueden hacer pedidos de los objetos que más les llamen la atención.

A pesar de que cada vez va a más y de que ella se siente muy satisfecha con su trabajo, no es todavía su profesión a tiempo completo. Pero no descarta nada, porque tiene mucha ambición —de la sana—. «Encantaríame poder dedicarme a isto e facer un proxecto moito máis amplo», sueña.

El procedimiento, como toda disciplina artesana, tiene su ciencia y su intriga. Utiliza resina. Dentro de este material transparente, encapsula los objetos que ha recogido del mar. Por ejemplo, tiene anillos con pequeños trozos de redes de pescar atrapados dentro. El límite es el cielo cuando se tiene imaginación y creatividad.

En sus redes sociales, a menudo comparte vídeos donde se pueden observar todas las etapas del proceso. Uno de los últimos, muestra uno de los talleres en los que participó, donde explicó a sus alumnas los secretos para hacer estas alhajas sostenibles.

Disciplina

Este proyecto ha supuesto para María una inversión ingente de tiempo y paciencia. Pero, a juzgar por el entusiasmo con el que detalla su andadura, se diría que ha merecido la pena. Ella se crio en Louro (Muros), y el mar fue un personaje más de su infancia. Casi como un miembro de la familia. Una de las cosas más valiosas que atesora es haber encontrado una forma de poner en práctica los valores que le fueron inculcados por sus mayores. Es su forma particular de continuar un legado. Le agrada enormemente cuando la gente se acerca a preguntar. Que muestren interés en su trabajo es como gasolina para ella.

«Encántame cando a xente me fala do proxecto non só porque lles pareza bonito, senón tamén da parte ética, da miña forma de traballar. Faime sentir orgullosa cando a xente ve o que realmente hai detrás», cuenta.

Desde sus pendientes con forma de concha hasta sus anillos de secretos encapsulados, el alma y el tesón están presentes en toda la creación de esta joven artista que, además, es artesana y, además, es diseñadora y, además, es ecologista —muchos «ademases» para una persona con muchos sueños y retos futuros—. El límite es el cielo para aquellos que se permiten soñar. Y esta muradana que cuida el mar sabe soñar muy fuerte.