«En el peor de los casos, el queratocono puede hacer necesario un trasplante de córnea»

Carlos Portolés
Carlos Portolés RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

El 10 de noviembre se celebró el día de una dolencia ocular muy poco conocida

13 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Alberto Parafita recogió el testigo de la oftalmología de su padre, Manuel Parafita. Juntos regentan la Clínica Parafita, que lleva operativa desde 1993. Se podría decir que ambos han dedicado su vida a cuidar la vista de los barbanzanos. Además, Alberto ejerce también la profesión en el Hospital Provincial de Pontevedra, una institución con 125 años de historia —uno de los más emblemáticos de Galicia—. Pero, además de todo esto, también pone énfasis en lo importante que es la divulgación. Cuando la gente conoce su cuerpo y las enfermedades que pueden aquejarlo, es mucho más probable que identifique a tiempo los problemas y puedan tratarse correctamente.

El pasado jueves fue el día del queratocono, una dolencia ocular que adelgaza la córnea y termina provocando deterioro visual. Es una patología que afecta a muchas personas, especialmente suele detectarse en gente joven, para la que puede llegar a ser muy problemática. En el peor de los casos, puede incluso hacer necesario un trasplante de córnea. Muchas personas ni siquiera son conscientes de que la padecen. Por eso, Alberto Parafita quiere hacer pedagogía y explicar cómo funciona y cuáles son los tratamientos.

—¿Cree que la gente le da menos importancia de la que debería a su salud ocular?

A veces da esa sensación, sí. Aunque la gente cuando viene a consulta te dice que es muy importante tener buena vista, y quizás hasta lo ponen por encima de otro tipo de problemas, muchas veces cuando son cosas más leves se tiende a ignorarlas y a pensar que van a desaparecer solas.

—¿Cada cuánto tiempo recomienda que la gente se haga una revisión ocular?

Lo razonable es que un adulto sano se haga una revisión, al menos, cada dos años. Pero cuando hay antecedentes de glaucoma o de diabetes, por ejemplo, estos períodos deberían acortarse. En esos casos recomendaría hacer revisiones anualmente.

—¿Qué es el queratocono?

El queratocono es una enfermedad de la córnea que provoca que esta zona del ojo se debilite y adelgace, llegando a deformarse. Esto hace que adopte una forma irregular, lo que deteriora paulatinamente la visión del paciente.

—¿Qué grupos poblacionales tienen más riesgo de sufrir queratocono?

Los pacientes con algún tipo de alergia o con una atopía como la dermatitis, por ejemplo. El frotarse mucho los ojos puede potenciar su desarrollo. Lo más habitual es que se detecte en la adolescencia y se desarrolle en torno a los 35 años. Depende mucho de la persona. En algunos pacientes casi no tiene progresión, y en otros comienza a progresar desde edades muy tempranas.

—¿Cómo se trata esta enfermedad ocular?

Suele dar problemas sobre todo en gente joven. Algunos tratamientos buscan retrasar la degeneración de la córnea. Uno de los más usados es el crosslinking, que está pensado para volver a fortalecer la córnea reforzando los enlaces de colágeno. Cuando la deformidad es mayor, solemos usar lentes de contacto, que regularizan esta y enmascaran lo que está debajo. A veces, en pacientes más graves, se pueden implantar segmentos de metacrilato directamente en la córnea. Estos segmentos corrigen la curvatura, que se regulariza. Y en ocasiones, el adelgazamiento de la córnea por el avance del queratocono deja una cicatriz que hace necesario que haya que hacer un trasplante.

—En el peor escenario, ¿en qué puede derivar el queratocono?

En el peor escenario de la enfermedad, al curvarse demasiado la córnea, sale la cicatriz en el centro, por donde tiene que pasar la luz. En estas casuísticas hay que recurrir al trasplante. Para esto, hace falta la córnea de un donante cadáver, alguien que generosamente haya decidido donar sus tejidos después de fallecer. Tomando las córneas nuevas, estas se suturan con unos hilos finísimos de nailon, de micras de grosor. Así se recupera poco a poco la transparencia y la visión.

«Doy el mismo consejo que nos daban nuestras madres y abuelas: no frotarse los ojos»

El queratocono puede llegar a estar presente en los dos ojos del paciente de forma simultánea. Es una enfermedad que, si no se trata, puede progresar y extenderse lenta, pero incansablemente, hasta causar daños muy difícilmente reversibles. Por eso es importante que se conozcan estas dolencias, para que la gente no se tome la salud de sus ojos como una cuestión menor o secundaria. Un problema atajado a tiempo puede ser un salvavidas para el futuro. Porque, por mucho que esté bien ser optimista, ninguna enfermedad desaparece sola. Se necesita la ayuda, el asesoramiento y el tratamiento de los expertos.

El doctor Parafita advierte de que trivializar alteraciones oculares como el queratocono puede ser la puerta de entrada a situaciones que son tan graves como evitables. Esta dolencia puede aparecer tanto de forma espontánea como por herencia genética. Por eso, nadie está exento de poder desarrollarlo en algún momento de su vida.

—El queratocono no es precisamente una de las enfermedades más conocidas...

Efectivamente, no es muy conocida. De hecho, muchas veces se detecta porque sus pacientes no se adaptan a sus gafas y se creen que tienen miopía o alguna otra cosa. Cuando un paciente no está a gusto nunca con sus gafas, puede ser indicativo de que padece alguna enfermedad ocular, por lo que sería necesario acudir a un profesional cuando aparecen síntomas alarmantes.

—¿Un consejo para prevenir el queratocono?

Siempre doy uno que es el mismo que las abuelas y las madres nos llevan diciendo desde siempre: que no nos frotemos los ojos, porque hacer esto puede acelerar el deterioro de la córnea.

—¿Se está avanzando mucho en el tratamiento de esta dolencia?

Sí. Hay bastantes tratamientos experimentales. Por ejemplo, se está empezando a probar uno con células madre. Son tratamientos que llegarán en el futuro, pero todavía no son el presente.