Los libreros a menudo recomiendan títulos a sus clientes más indecisos
11 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La venta de los libros en formato papel no va tan mal como podrían pensar algunos. Al menos, eso dicen los que viven de esto, los libreros. No obstante, la pregunta no es solo cuánto se lee, si no qué se lee. Y la respuesta es la misma que ha sido siempre: un poco de todo.
Cipriano Pose, de la librería Ler de A Pobra, lo tiene muy claro: «España nunca fue un país muy lector, así que tampoco creo que se pueda decir que las ventas han bajado. Creo que más bien se han estabilizado». No obstante, también señala que el papel sigue siendo fuerte y tiene su legión de fieles incondicionales. El auge de los dispositivos tecnológicos no ha podido con las formas almidonadas. «El e-book no monopoliza el mercado. Los que han probado lo electrónico se han dado cuenta de que, al final, lo clásico es mejor», cuenta el pobrense.
Pero los libreros también desempeñan una labor fundamental. En muchas ocasiones, son los que recomiendan títulos a clientes indecisos que no saben qué comprar. Por eso, sus gustos literarios son más influyentes que los del resto. Y Cipriano Pose tiene claro que él quiere aprovechar esa posición para fomentar la lectura de calidad. «No quiero recomendar los libros que todo el mundo lee. Yo intento fomentar que la gente lea otro tipo de libros, como los clásicos», asegura.
Sin embargo, otros que forman parte del gremio no son tan optimistas. María García, de la librería Aguiño, considera que el negocio está, en algunos aspectos, estancado: «La venta de libros va a menos. Y no es por falta de oferta. El libro es un producto que está caro, y para gente que lee a diario es un gasto grande».
Oferta ecléctica
Muchos intentan que la oferta sea ecléctica. Pero el mercado está monopolizado por un puñado de best seller que no dejan espacio para otras opciones.
«Si todo el mundo te pide los mismos libros, pues vas a tener menos variedad. Pero nosotros intentamos que haya de todo, porque siempre hay gente que viene buscando otra clase de libro», apunta Rosa Tubío, del espacio lector Nobel, de Boiro. Y en esas personas que buscan lo diferente, a veces los que están detrás del mostrador encuentran las fuerzas para seguir: «Para mí lo mejor de este negocio es cuando recomiendas un libro y luego al cliente le gusta», confirma Tubío.
Contra la creencia popular, los jóvenes sí que leen. Lo que pasa es que se interesan por un tipo de libro muy particular. Aunque no sean obras maestras, estos títulos pueden servir para que cojan el sanísimo hábito de la lectura. «Hay que darles lo que piden. Por ejemplo, a mí los jóvenes me preguntan mucho por los libros de los youtubers. Primero hay que engancharlos con algo que les guste, mejor eso a que no lean nada», argumenta Inma Blanco, de la librería Blanco, de Noia.
Otros clásicos de la literatura juvenil que no pasan de moda son las sagas como Gerónimo Stilton, Kika superbruja o Diario de Greg. También vienen pisando fuerte otras colecciones más modernas como Anna Kadabra o Los futbolísimos.