«Los fines de semana se nos satura la línea por los pedidos a domicilio»

Christopher Rodríguez
christopher rodríguez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

El reparto de comidas se ha extendido por Barbanza debido a la alta demanda

07 oct 2022 . Actualizado a las 05:05 h.

Muchas de las tendencias que proliferan en la actualidad han entrado por la puerta grande en Barbanza y la verdad es que su paso por la comarca parece que no va a ser testimonial. Pagar en el supermercado con el móvil, coches eléctricos o los cascos inalámbricos son algunas de las principales modas, entre las que se ha colado con mucha fuerza el reparto de comida a domicilio. Los vecinos de Barbanza se han volcado a una forma de consumir en la hostelería que ha obligado a los restaurantes a adaptarse a este nuevo contexto.

Ribeira, por ejemplo, dispone de servicio de dos de las principales multinacionales de reparto. Unas empresas con las que los hosteleros se muestran reacios a colaborar todavía, debido a que consideran que para ello hay que perder un gran porcentaje de cada envío.

Alberto Barral, gerente de la pizzería D’Vicio de Ribeira, ha vivido esta situación pero, a pesar de las múltiples ofertas para colaborar con las grandes empresas, asegura que le sale más rentable haber creado su propio servicio de reparto: «Me pedían el 30 % de cada tique facturado. Me compensa tener gente en plantilla que se encargue de esto. Ahora mismo disponemos de dos patinetes eléctricos y dos motos».

Llamadas masivas

El interés de las grandes compañías por sumergirse en los negocios de la comarca viene dado por el gran número de llamadas que reciben a diario los restaurantes barbanzanos.

Este es el caso del Ginlab, en Boiro, cuya cocina incluso llega a no dar abasto los viernes, sábados y domingos con las solicitudes de entrega, según comentó Alberto Gutiérrez, uno de sus propietarios: «Los fines de semana se nos satura la línea por los pedidos a domicilio, a veces hay que desconectar el teléfono».

Los pedidos de este establecimiento, al igual que los de ocho más en el municipio, son gestionados por Debodente, una compañía de reparto autóctona y exclusiva de Boiro. Ángel Ramallo inició esta actividad durante el confinamiento y, desde entonces, su negocio no ha dejado de crecer gracias al apoyo de los vecinos: «A xente dende a pandemia colleu por hábito pedir a comida a domicilio e comela na súa casa vendo unha serie ou o que sexa. Nós abarcamos todo o municipio, dende Cabo de Cruz ata a zona da Mercé».

Ramallo explica que los clientes llaman al restaurante para que ellos tomen nota del pedido, tras esto se ponen en contacto con la empresa, que organiza el desplazamiento a través de los repartidores que tiene en plantilla.

En A Pobra do Caramiñal, a pesar de no disponer de plataformas que agrupen varios restaurantes, los hosteleros se han buscado la vida para poder satisfacer la creciente demanda, incluso llegando a desplazarse a los municipios adyacentes.

Javier Sobrido, del London, aprovecha el tirón entregando pedidos en coche, los más lejanos, y en bicicleta los que no se salen del casco urbano pobrense: «Hay clientes habituales que desde la pandemia no vienen por el bar, pero sí llaman para que le lleve comida a casa. Si no tuviéramos este servicio facturaríamos mucho menos, tenemos trabajo todos los días de la semana».

Comodidad y cocina de autor de la que cientos de vecinos de Barbanza disfrutan con tan solo una llamada telefónica.