Viños da Terra logra igualar la producción del 2021, 53.000 kilos

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Velutinas, pájaros, mildiu y sequía provocaron que se perdieran parras enteras

28 abr 2023 . Actualizado a las 17:05 h.

Tuvieron que hacer frente a diversas complicaciones durante un verano especialmente atípico, pero finalmente los bodegueros barbanzanos adscritos a la Indicación Xeográfica Protexida Viños da Terra concluyeron el período de recogida con una producción, en cantidad de uva, similar a la del año pasado, en torno a los 53.000 kilogramos. Ahora falta ver cuál es la traducción de esa cifra en litros de vino, que dependerá de la graduación que alcance el mosto durante el proceso de fermentación. De los tres cosecheros con plantaciones en la comarca, dos todavía apuraron en las últimas jornadas, tras la vuelta del anticiclón, los trabajos de recolección.

Francisco Crusat, de la bodega pobrense Entre Os Ríos, dobló el personal para poder recoger toda la uva antes de las últimas lluvias. No quería poner en riesgo una producción que ya había tenido que superar diversos problemas, provocados sobre todo por las velutinas y los pájaros, que se llevaron por delante una pequeña plantación de raposo y otra de treixadura, al tiempo que amenazaron varias zonas de albariño.

Pese a ello, inmerso ya en el trabajo que se realiza en el interior de la bodega, Crusat cifra en 24.000 los kilos de uva recogidos, a los que sumará 9.000 procedentes de otras plantaciones —localizadas en los límites de la indicación geográfica, pero fuera de Barbanza—, situándose así en las cifras del año pasado. El pobrense destaca la buena calidad de la fruta.

La bodega rianxeira Cazapitas apenas llevaba recogido el 40 % de su producción cuando llegó la última borrasca y le obligó a hacer un parón. Tras el regreso del sol apuró los trabajos, convencido de que el agua pudo resultar perjudicial para las uvas: «Seguro que a graduación de alcol se viu reducida», explica David Rial. Sin embargo, se muestra satisfecho: «Estamos nas cifras do ano pasado, sobre 9.000 quilos, e tendo en conta as condicións meteorolóxicas tan raras que estamos a ter, está moi ben».

Buena calidad

A ese contratiempo, el bodeguero de Rianxo suma otros, como los ataques de las velutinas, que se llevaron la mitad de la cosecha de raposo, y el mildiu que afectó al albariño. Son complicaciones que, según dice, entran dentro de lo esperado, sobre todo porque este año dedicó sus esfuerzos a la finca principal, de la que extrae el 85 % de su producción. De las uvas que ha recolectado para la extracción del vino destaca su calidad: «Están limpas, sans. Agora a ver os litros que saen».

El boirense Antonio Saborido tenía sobre el 80 % de las uvas en la bodega cuando comenzaron las lluvias y nada más salir el sol, recogió la fruta restante, con el fin de evitar que se viera afectada por la botritis. Cree que el agua no resultó perjudicial: «Hincharon un pouco as uvas e colleron zume, polo que teñen un pouco máis de rendemento que as primeiras que apañamos».

En su caso, la cosecha es este año un poco superior a la del pasado: «Daquela recollemos uns seis mil quilos de branco e agora estamos nos oito mil. En canto ao tinto, seguimos igual, ao redor dos tres mil quilos». Está satisfecho con las cifras, aunque reconoce que no son de récord: «Houbo dúas viñas que se me amolaron por completo por culpa dos paxaros e das velutinas, pero non hai queixa despois de todo, xa que foi un verán moi raro a nivel meteorolóxico».

Entre os Ríos, Antonio Saborido y Cazapitas son las tres bodegas de Viños da Terra que están implantadas en territorio barbanzano, pero la indicación de origen protegido cuenta con otros dos cosecheros más, uno situada en Padrón y otro, en Campaña (Valga).

El minifundismo impide a los bodegueros plantearse ampliar sus cosechas

La implantación de la Indicación Xeográfica Protexida Viños da Terra abrió la posibilidad a los viticultores de Barbanza de comercializar sus vinos bajo una marca de calidad. Ahora, consolidado ese proceso, ampliar las plantaciones y, por lo tanto, la producción, sería el paso lógico a dar. Pero el minifundismo que reina en la comarca supone un obstáculo importante. Antonio Saborido, que tiene una veintena de pequeñas viñas, explica que estaría interesado en contar con un terreno grande en el que asentar sus futuras plantaciones.

La asociación de bodegueros de Barbanza ha iniciado contactos con el Concello de Boiro y con algunas comunidades de montes para encontrar una solución que, por el momento, no ha llegado. «En outras zonas de Galicia hai grandes superficies de monte dedicadas á plantación de uvas, o que penso que é un beneficio para todos, porque tamén contribuiría a evitar os incendios forestais», señala el viticultor boirense.