De Boiro a Londres para dar el último adiós a la reina Isabel II tras diez horas de cola

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

Cornelia Ces acompañó a su hija, Nancy España, que dedicó a la monarca británica su trabajo de fin de carrera

22 sep 2022 . Actualizado a las 09:26 h.

Entre las miles de personas que durante los últimos días abarrotaron los alrededores de la abadía de Westminster con el propósito de dar el último adiós a la reina Isabel II estaban Cornelia Ces y su hija, Nancy España. Ambas viajaron desde Boiro a Londres el pasado sábado con el único propósito de rendirle tributo a la monarca británica y no dudaron en asegurar que la experiencia valió la pena.

Madre e hija tienen un vínculo especial con Isabel II. Nancy, que estudió Filología Moderna en la USC y se especializó en protocolo en Madrid, dedicó a la monarca su trabajo de fin de carrera, analizando pormenorizadamente sus siete décadas de reinado. A raíz de dicho estudio, incluso impartió una conferencia en la Escuela Internacional de Protocolo de Madrid y escribió varios artículos.

Por su parte, Cornelia Ces, que también se formó en el ámbito del protocolo, asistió en Londres a un curso sobre preparación de regalos, que fue impartido por Jane Means, la especialista encargada de envolver los presentes en el Casa Real inglesa.

Madre e hija tenían previsto desplazarse a Londres, para asistir al Trooping the Colour —una ceremonia en la que desfilan los regimientos del ejército británico—, justo cuando estalló la pandemia. Uno de sus objetivos era ver a la realeza asomada al balcón: «Nancy estudió tanto la vida de la reina que emocionalmente también se fue acercando a ella», explica Cornelia. Nada más tener noticia de su fallecimiento, no dudaron en organizar el viaje.

Aseguran que fue mejor de lo esperado: «Todo lo vivido mereció mucho la pena, desde los traslados desde Boiro hasta el tiempo de espera en la cola». Y es que Cornelia y Nancy tuvieron que esperar casi diez horas para acceder a la capilla ardiente, un tiempo que, según señalan, pasó relativamente rápido: «Está todo muy bien organizado y hay tanto voluntarios como policías que están animando a la gente continuamente. Es un recorrido por la orilla del Támesis, desde donde se ven rincones de Londres especialmente pintorescos. Incluso era posible abandonar la cola de forma temporal para ir a comprar café o comida y volver de nuevo al mismo lugar».

Afortunadas coincidencias

Y a medida que la kilométrica cola avanzaba, la suerte de las boirenses iba en aumento. Cuando llegaban al control policial, comprobaban que a tan solo unos metros se encontraban los reyes de España: «No coincidimos con ellos en la capilla ardiente, pero sí que vimos, a través de la BBC a la que estábamos conectadas mediante el teléfono móvil, que Felipe y Letizia estaban dentro en aquel momento».

La estampa más emotiva se produjo, según relata Cornelia Ces, cuando se situaron delante del féretro: «Ver aquella caja confeccionada con roble inglés y forrada en plomo, con su corona y su cetro fue muy especial». Las boirenses contaban con hacer lo mismo que la mayoría de los presentes, es decir, pasar por las inmediaciones del ataúd, realizar una breve reverencia y seguir adelante, pero tuvieron la suerte de coincidir con el cambio de la guardia real, por lo que permanecieron paradas varios minutos, contemplando expectantes lo que sucedía. Fueron conscientes entonces de que compartían estancia con los grandes duques de Luxemburgo.

El tiempo que Cornelia y Nancy pasaron en el interior de la capilla ardiente fue la culminación de una inolvidable aventura que arrancaba el sábado, poco después de su aterrizaje en Londres. Ya aquel día se acercaron a Westminster y asistieron a la salida de la comitiva de la que formaban parte los nietos de la reina Isabel II: «Pudimos ver, en el interior del coche, al príncipe Guillermo, a la duquesa Sarah Ferguson y a la princesa Beatriz».

Las boirenses tenían previsto regresar ayer a casa, en un vuelo que despegaba a las ocho de la tarde, pero antes pretendían seguir empapándose del ambiente especial que estos días invade las calles de Londres. Su idea era seguir desde el entorno de Westminster el funeral: «Es impresionante ver como los habitantes están viviendo esta despedida de la reina».