Ganaderos de la zona urgen la reparación de los cierres para poder alimentar sus reses
12 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Son muchas las consecuencias que provoca un incendio forestal como el que durante cuatro días mantuvo en vilo a toda la comarca de Barbanza y arrasó 2.200 hectáreas, pero entre las más urgentes se encuentra la de alimentar al abundante ganado mostrenco que habita en la sierra. En los últimos días se han sucedido las imágenes de reses rebuscando entre las cenizas algo que llevarse a la boca, especialmente en las zonas más castigadas por el fuego: «No noso monte non quedou nin un toxo verde para que coman os animais», lamentaba Manuel Lijó, ganadero de Oleiros.
Cuenta que en los últimos tiempos se ha desprendido de muchas de sus vacas y le quedan una docena, que ha conseguido reunir en una finca: «Están encerradas porque non teño por onde botalas a pastar. Non sei como van facer con nós, non deixan andar as vacas no queimado, pero agora está todo ardido, a onde imos ir? Ademais, este gando ten que moverse... Isto é un verdadeiro desastre». También tiene caballos, que siguen en el monte, y todavía no ha podido localizarlos a todos: «Non sei se non morrería algún, dáme mala espiña».
En unas jornadas muy complicadas debido al incendio, desde la comunidad de montes de San Isidro resumían la situación en pocas palabras: «Os animais non teñen nada para comer».
A la falta de pasto, se une el problema añadido de que muchos cierres se han quemado en el incendio, y ese no es un problema menor. A Lijó le preocupa que los animales irrumpan en las carreteras provocando accidentes, mientras que Manuel Boo, presidente de la Asociación de Gandeiros de Posmarcos, insta a que se pongan soluciones de inmediato: «Os peches arderon, non hai forma de ter o gando controlado e é complicado darlles de comer. Botar temos que botarlle de comer, pero o gando anda extraviado por aí. Úrxennos os peches, tiñan que estar xa levantados para ter os animais como os hai que ter».
Boo se muestra muy crítico con la política forestal y de prevención de incendios: «O monte ten que estar limpo. Nós este ano limpamos 60 hectáreas e alí foi onde parou o lume, están aí os resultados. Pero está todo abandonado e o lume empeza nunha punta e acaba na outra e non hai quen se lle poña diante. Onde non hai matogueira, ou apaga só ou é máis fácil de controlar, pero morre aí. O que pasa é que as cousas hainas que facer con prevención durante todo o ano, e seguro que se gastaba menos do que se desembolsou en apagar o incendio. Por aí é por onde temos que empezar para que non pasen estes desastres».
Ni un palmo
El presidente del colectivo de ganaderos insiste en la necesidad de trabajar en prevención antes de que llegue el verano: «Se o lume nos colle co monte sen limpar non queda un palmo de terra sen queimar».
Manuel Lijó es de la misma opinión: «Antes os incendios non eran tan crueis, porque había animais no monte e estaba limpo. Agora hai matos de dous metros e de aí vén o problema».
Además del trabajo que realizan los propios ganaderos, en los últimos días voluntarios de la protectora Moura, con la colaboración del Concello de A Pobra, han realizado subidas al monte para llevar agua y alimento tanto a las reses mostrencas como a otros animales salvajes.
«Hai moitas vacas e cabalos, e tamén vimos moito coello», explicaba la edila de Benestar Animal, Estefanía Ramos, que añadió que en la batida que realizaron no encontraron animales muertos o heridos a causa del fuego y se sorprendió gratamente al comprobar que quedaron «algunhas zonas verdes na subida a Folgoso Vello ou xunto ao río das Bestas, e chegando á Portela tamén hai zonas sen queimar».
Con todo, la alimentación de los animales sigue siendo una prioridad y realizarán nuevas subidas a monte para llevar alpacas de hierba seca, agua y zanahorias y verdura para los conejos salvajes, añadió la concejala.
