Las familias que perdieron sus caravanas en el incendio de Ribeira: «Tenemos que empezar de cero, pero aquí nos quedamos»

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Ayer regresaron al cámping Ría de Arosa, que está funcionando con total normalidad

08 ago 2022 . Actualizado a las 21:14 h.

El buen humor que reinaba en la mesa hacía difícil adivinar que el grupo que a primera hora de la tarde de ayer compartía risas y bromas antes de sentarse a comer eran los mismos que el día anterior comprobaban con estupor como el fuego había reducido a cenizas y amasijos de hierro sus caravanas. «Somos fijos, estamos aquí todo el año», contaban. Algunos, llevan una década como clientes del cámping Ría de Arosa, otros llegaron hace apenas unos meses, pero todos forman una gran familia que está a las duras y a las maduras.

Esta vez, les ha tocado hacer frente a una situación de las malas. El fuego que a última hora de la tarde del viernes se extendió sin control por la sierra de Barbanza llegó al cámping y alcanzó sus caravanas. Fue lo único que ardió, y mientras ellos reconocían en el suelo quemado sus bicicletas calcinadas o las estructuras de la hamaca estrenada este verano, a un par de metros otros campistas seguían con su rutina estival a la hora de la comida. «Estamos todos bien y es lo más importante, pero cuando no hay daños personales te preguntas por qué nos ha tocado a nosotros, con toda la ilusión que habíamos puesto en esto», lamentaba uno de ellos.

MARCOS CREO

Con todo, las risas se imponen a los lamentos: «Ya hemos llorado bastante». Y se lo toman con humor, hasta el punto de que se han autodenominado los sintecho. El viernes abandonaron el cámping con lo puesto, y ayer volvieron porque no quieren irse: «Tenemos que empezar de cero, pero aquí nos quedamos. Las cosas materiales pueden sustituirse, las personas, no». Con el cámping están gestionando las indemnizaciones del seguro, pero su intención es clara: seguirán siendo fijos en el Ría de Arosa. Los responsables del establecimiento también les han ofrecido alojamiento hasta que se recuperen del revés que ha supuesto el incendio para ellos.

Ayer contaban que las primeras horas tras el desalojo fueron angustiosas porque temían no poder volver: «Cuando nos fuimos de aquí pensábamos que no íbamos a volver y que dejaríamos de vernos». Perder el vínculo que han creado entre todos y dejar un lugar que se ha convertido en su hogar era su mayor preocupación: «No hay otros cámpings como este».

Mucha ayuda

Sobre el incendio, creen que se tardó demasiado en dar la orden de desalojar, y destacan el trabajo del personal del cámping: «Estuvieron toda la noche apagando el fuego con la cisterna, gracias a ellos no ardió todo».

De hecho, la zona en la que ellos se encontraban es la única que alcanzaron las llamas, y las instalaciones del cámping Ría de Arosa están funcionando con normalidad. Ayer la terraza estaba hasta los topes y en el comedor había varias celebraciones. También la piscina y el resto de servicios estaban operativos.

MARCOS CREO

Pese a ello, se extendió por las redes la idea de que el recinto del cámping se había quemado, y no es así. De hecho, en medio del panorama calcinado que lo circunda, el espacio que ocupa es una especie de oasis verde en el que los campistas siguen con su vida tranquilamente, como una familia de Catoira que todos los años pasa algunos días en las instalaciones del Ría de Arosa.

Mientras comen, la pareja, acompañada por tres niñas, cuenta que ellos todavía no habían llegado el día del incendio, tenían la reserva para el sábado, y no pensaron en anularla: «Estabamos pendentes porque nos avisaron de que desaloxaran, pero cando nos confirmaron que podiamos vir para aquí, viñemos tan tranquilos. Só se queimou unha zona pequena na parte de arriba, pero polo resto o incendio non afectou a nada».