Ruth Montiel: «Yo trabajo de manera independiente, pero mis proyectos son colaborativos»

Iago M. RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

La palmeirense está ayudando en los refugios de animales de Callejeros Barbanza

23 jun 2022 . Actualizado a las 11:09 h.

Ruth Montiel Arias, originaria de Palmeira, se dedica al arte y al activismo en favor de los derechos de los animales. Siendo casi nómada, viaja por todo el mundo en busca de inmortalizar y ayudar en acciones que velan por la buena relación del ser humano con el espacio natural y el bienestar de los animales. Actualmente está elaborando un trabajo retratando a las voluntarias de los refugios de Callejeros Barbanza, situados en Ribeira y Boiro, donde acaban mascotas que son abandonadas o maltratadas. Gatos y perros, los más abundantes, buscan adopción en estos momentos.

«Mi trabajo no es solo mi trabajo; es mi vida», confiesa. Ruth se dedica plenamente a su oficio, aunque en ocasiones necesita también otras fuentes de ingreso relacionadas con el fotoperiodismo o el diseño gráfico. «Cuando hago largos viajes, como cuando estuve en Perú o Sudáfrica, son las becas las que me ayudan». Asegura que no es fácil que el arte y la lucha por los derechos de los animales aporten grandes beneficios económicos. Además, confiesa que «lo que me da de comer poco tiene que ver con el arte contemporáneo; son las charlas, los talleres y las becas los que más me aportan».

Ruth viaja constantemente, aunque asegura que «trabajo de manera independiente, pero casi todos mis proyectos son colaborativos». En esa colaboración, las mujeres son las primeras en ofrecerse.

La artista resalta que en el ecosistema en el que se mueve las mujeres son mucho más activas que los hombres: «Siempre se prestan más al activismo y a la divulgación en temas como los derechos de los animales». Ruth considera crucial que a la voz de las mujeres se le dé visibilidad, sobre todo en la esfera que envuelve al arte contemporáneo.

Zona de contrastes

«Además de hacer arte, sirvo de comodín allá donde voy», dice Ruth. Ella retrata situaciones de explotación que vulneran los derechos de los animales o el medio ambiente. «En este tipo de lugares, donde todo el trabajo es voluntario, siempre vienen bien dos manos más, por ello ayudo en lo que puedo», comenta. Para la artista, la zona de Barbanza es un lugar de extremos: «Por un lado hay personas con un gran corazón que se prestan a ayudar en este tipo de situaciones, pero al mismo tiempo es evidente que existe maltrato». Explica que muchos de los animales que llegan a Callejeros fueron atropellados o tirados a la basura.

«El ritmo de adopción no es tan rápido como el que desearíamos», confiesa. Destaca la labor que hacen las voluntarias de la asociación, que prestan su tiempo y recursos al cuidado de los animales.

A pesar de ser uno de los países más desarrollados, Ruth considera que España todavía tiene mucho que mejorar en cuanto al fomento de los derechos de los animales: «La tauromaquia, la caza, los zoos, los circos, o las grandes explotaciones hablan del trabajo que todavía hay que hacer en el país». En España destaca la explotación porcina a nivel mundial, algo que no contribuye a lo que Ruth defiende y dedica su vida. «Otro ejemplo de falta de evolución es Estados Unidos, donde hasta un mono puede ser una mascota», comenta.

Países como Alemania o Noruega han crecido en mayor medida en cuanto a derechos de los animales. «En Sudamérica, por ejemplo, hay lugares donde la caza está prohibida», dice Ruth. «En España hace falta un cambio, un cambio que debe comenzar con la responsabilidad ciudadana», concluye.