Botellones y venta de alcohol a menores, causas del repunte del vandalismo en Barbanza

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CEDIDA

Las fuerzas del orden ponen el foco en ambos motivos y alertan de que la situación empeorará con el aumento exponencial de población en verano

05 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Miles de euros tendrán que salir de las arcas públicas —por ende de los impuestos que pagan religiosamente los barbanzanos— para subsanar los desperfectos que, desde principios de año, están dejando los vándalos semana tras semana. Las fuerzas del orden confirman que los motivos son varios, pero las fuentes consultadas colocan a los botellones y la venta de alcohol a menores de edad como dos de sus principales causas. «El regreso de la movida tampoco ha ayudado. Claro, es lógico. La gente ha vuelto a salir de fiesta en marabunta. Los jóvenes quieren recuperar el tiempo perdido y pierden la cabeza», destaca uno de los agentes consultados.

El principal colectivo señalado por las fuerzas del orden es el de los menores de edad. No son los únicos, afirman los funcionarios, aunque cabe destacar que solo en Noia se identificaron a cinco adolescentes como presuntos responsables de los últimos desperfectos causados en el paseo marítimo, cuya reparación tendría un coste superior a los 20.000 euros. «Son muy jóvenes, no miden o no son conscientes de las consecuencias de sus actos... No están acostumbrados a beber y después pasa que se envalentonan», afirma otro agente, que cree que la venta ilegal de alcohol a menores también se está disparando, a pesar de que las multas van desde los 600 a los 120.000 euros, en el caso de los establecimientos reincidentes.

Espacios públicos

Que lo más afectado sea el mobiliario público de espacios alejados de las zonas urbanas casa con esa visión que coloca al botellón como principal fuente de conflicto. «Normalmente los chavales los hacen en lugares apartados. En primer lugar, para no ser vistos por sus familiares, y en segundo, porque también se esconden de nosotros. Es muy difícil pillarlos in fraganti cuando están destrozando algo».

Es así que se explica que lugares como el paseo marítimo de Labarta, en Noia; las sendas del río Breiro o de Barraña, en Boiro; así como lugares apartados de Corrubedo, en Ribeira, donde incluso se llegaron a arrojar botellas a agentes de la Policía Local, sean los principales puntos en los que se centran, mes tras mes, y año tras año, los actos vandálicos. «Está clarísimo que este verano volveremos a tener problemas de esta índole, porque la población va a aumentar exponencialmente y los agentes seremos los mismos», destacan desde las fuerzas del orden.

Frente al vandalismo, en los concellos se afanan por aplicar mano dura para frenar la sangría de miles de euros que se escapan continuamente. El problema es el de siempre. Cazarlos en el momento. O si no identificar a los culpables se antoja imposible.