Aunque queda camino por recorrer, Ntissar Serrovkh Tahiri destacó los avances registrados desde su llegada, cuando tenía ocho años, hasta la actualidad: «Durante este tiempo se produjo un gran cambio. Antes vivíamos nuestra cultura dentro de casa, pero ahora estamos integrados. Veo que mis hijos, que son la tercera generación de musulmanes asentados aquí, pueden celebrar fiestas como esta del final del Ramadán prácticamente igual que si estuvieran en Marruecos».
Proyecto para otra mezquita
La de ayer no solo fue una jornada de celebración, sino también de planteamiento de nuevos retos. Y el más importante que tiene en marcha la comunidad musulmana de Ribeira pasa por contar con una mezquita amplia y bien acondicionada, que sustituya el pequeño local del que disponen ahora en la zona del Monumento. Hace ya un par de años que pusieron en marcha para ello una campaña de recaudación de fondos, pero ni siquiera cuentan con la mitad del presupuesto que necesitan. Por eso apelaron a un esfuerzo conjunto.