«Los políticos de izquierdas, gracias a su bienvenida utopía, son quienes suelen apostar a futuros, pensando en las nuevas generaciones, al contrario que los de derechas, más cortoplacistas»
14 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Qué es más importante, ¿llegar a fin de mes o sufrir por el bien de una generación? Si consideramos que una generación es el período entre la fecha de nacimiento y el momento de tener un hijo, podemos cuantificarla como una media de 25 años. Y, ciertamente, son muchos meses sin llegar a fin de mes.
Los políticos de izquierdas, gracias a su bienvenida utopía, son quienes suelen apostar a futuros, pensando en las nuevas generaciones, al contrario que los de derechas, más cortoplacistas. Por eso, cuando por los gobiernos de izquierdas se promulgan leyes que pretenden frenar el cambio climático con medidas como las de poner fecha de caducidad a vehículos contaminantes y apostar por las energías renovables suprimiendo el carbón y otros combustibles fósiles, las derechas se oponen. Las derechas saben muy bien de la necesidad de cuidar el planeta, pero les resulta más rentable sumarse a la mayoría de ciudadanos que se quejan, y con razón, de la alarmante subida de precios. Con los frigoríficos llenos de aire, las familias no piensan en el cambio climático de próximas generaciones, sino en cómo llegar a fin de mes.
Así, ante la lógica protesta de los ciudadanos, los partidos de derechas, con su natural y oportunista lógica, preconizan la demagógica solución de la bajada de impuestos, a sabiendas de que ese fácil método forzosamente va a perjudicar al ya tocado estado del bienestar: Sanidad, educación y otros servicios sociales viven precisamente de los impuestos.
Por cierto; en estos días de vacaciones lúdico-religiosas, me he topado por aquí cerca con una ex ministra del PSOE y con un alto cargo del PP quienes, sin importarles el precio de los combustibles, dejaron por una semana las respectivas puertas giratorias de las hidroeléctricas a las que prestan sus servicios a modo de consejeros. Como bien saben, su trabajo consiste en utilizar sus contactos e influencia, para evitar que, a las empresas que defienden, les quiten el maná de los multimillonarios beneficios caídos del cielo, amén de otras prebendas.
Y aquí es cuando los partidos civilizados de izquierdas y de derechas deberían apoyarse para conseguir que ese injustificable maná de las empresas energéticas, en forma de inmensos beneficios, sirviese para alimentar a tantas familias que no llegan a fin de mes. Pueden creer que con ese dinero ingente se taparían la práctica totalidad de las bocas obligadas a forzosa dieta a partir del día 20.
Insistir en una bajada de impuestos para favorecer a las grandes fortunas y dañar los pilares del bienestar, no. Una reforma tributaria más equitativa, ya se está haciendo esperar. Y desde luego, dejar que las hidroeléctricas se forren sin que los partidos políticos se unan para evitarlo, pensando en las puertas giratorias, es inmoral.