11 abr 2022 . Actualizado a las 18:25 h.
Manuel está obligado a realizarse periódicos controles desde que descubrió su alergia a las avispas. El pinchazo de una velutina le tuvo al borde de la muerte hace seis años, cuando se encontraba talando unos árboles en un bosque de Coirós, cerca de su domicilio. A los 20 minutos de recibir el picotazo en la cabeza notó que se cuerpo reaccionaba con erupciones cutáneas y un malestar y cansancio que crecían a cada minuto. Llegó a tiempo al centro de salud de Betanzos, donde le dieron un tratamiento al tiempo que le trasladaban al Hospital A Coruña. «Fai dous anos volvéronme picar pero tiña o antídoto comigo», señala Manuel, que ha estado colocando trampas por el entorno de su vivienda. El verano pasado tuvo otro susto muy grande. «Picáronlle a un empregado meu e asusteime moito, lembreime entón do meu caso, pero por fortuna o compañeiro recuperouse», indica el maderista.