Tienes canas

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

«No recuerdo un mes en mi vida en el que me hayan dicho tanto «tienes canas», por Emilio Sanmamed

16 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No recuerdo un mes en mi vida en el que me hayan dicho tanto «tienes canas». Y es que me acerco a los cuarenta, si la vida son dos días yo ya voy preparándome para bajar al vermú del segundo. Las canas no son lo malo: envejecer por fuera es algo que afecta a gente guapa, a mí que siempre he sido bastante picassiano pues estas cosas —las canas, la barriga, las arrugas— no me preocupan demasiado. No pierdo atractivo porque no puedo perder lo que nunca he tenido.

Tengo canas. Más canas y menos ganas. Eso sí que me molesta un poco, este lento avinagramiento interior. Paso más tiempo en los lugares oscuros de mí mismo, ayudado por una época donde del codo colgamos mascarillas o rifles. Antes, el codo lo empinábamos. La rutina es terrible y, sin embargo, me aterra aún más la brevedad de todo esto.

Me gustaría que el juego cambiase, que la vida no fuese como una Copa del Rey del revés, donde empiezas joven jugando la final, con todas las ilusiones del mundo, y a medida que pasa el tiempo vas hacia atrás: vuelves a cuartos, a octavos y a la fase de grupos, jugando en campos de pueblos que no sabes ni colocar en el mapa, pensando en lo lejos que queda la esperanza, la copa y el rey.

Me quejo demasiado, sí, ya sé, hay tintes en la farmacia e implantes de bíceps a buen precio en Turquía. Abro un quinto, me tomo un yogur, tecleo este artículo mientras la luz de la luna entra a borbotones por mi ventana, cae sobre mí, dejando con su giro blancas huellas permanentes en mi cabello. ¿Qué voy a hacer? Escribo, tengo canas y siento que no debería pedirle mucho más a la vida.