Javier Pérez: «Sin espectadores no hay acoso y toda la comunidad educativa es público»

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

Señala hacia la prevención como fórmula para ponerle freno al «bullying»

04 mar 2022 . Actualizado a las 16:54 h.

Licenciado en Psicología, Javier Pérez Aznar se especializó en el ámbito del acoso escolar, convirtiéndose en asesor educativo y formador de familias y profesores. Fue durante una década presidente de la asociación Nace, dedicada a ayudar a personas que sufren este tipo de maltrato psicológico. Incluso coordinó un programa para ponerle freno, que hoy se aplica en centros educativos de toda España. El miércoles recalará en Ribeira para ofrecer dos charlas: una dirigida a estudiantes y otra para padres y maestros.

—¿En qué franja de edad hay más posibilidades de encontrar este problema?

—Donde se percibe más incidencia es entre cuarto y sexto de primaria. En secundaria, el acoso tiende a disminuir en número de afectados, pero gana intensidad. Los chavales son más crueles y tienen herramientas más peligrosas, como son las redes sociales. Por eso la prevención, que es fundamental, debe empezar en infantil, para continuar en primaria y en la ESO.

—¿En qué se basa el programa que coordina para frenar el acoso?

—El programa TEI (tutoría entre iguales) parte del establecimiento de un tutor del acosado, dos años mayor que él. La idea es que este identifique las situaciones de maltrato y se convierta en confidente, que sea él quien advierta a los propios chavales de que se está produciendo una situación que está provocando daño a alguien, porque lo terrible del acoso es que se normalice, que se pierda la sensación de que genera perjuicios a un tercero.

—¿Cómo se pueden evitar las situaciones de acoso?

—Lo fundamental es el empoderamiento de los chavales. Cuando hay una situación de acoso, los adultos nos enteramos tarde y mal, porque quien lo sufre puede tardar incluso años en contarlo. Lo normal es que las familias se den cuenta cuando hay ansiedad, insomnio o excusas para no ir al colegio. Quienes primero se enteran son los compañeros, porque ellos lo están viendo y consintiendo, por eso es con ellos con los que hay que trabajar la prevención. Con el programa TEI, ante una situación de maltrato, actuará el tutor, que llamará la atención al acosador, empoderando a la víctima. Con esa intervención directa, los problemas se solucionan en el 90 % de los casos.

—¿Cómo deben actuar los profesores?

—La prevención del acoso tiene que implicar a toda la comunidad educativa, desde alumnos hasta profesores y padres, pero también a los monitores del comedor o a los que imparten las actividades deportivas. Sin espectadores no hay acoso y toda la comunidad educativa es público. Si vamos juntos, podemos llegar lejos, pero si la familia toma un camino y la escuela, otro, el que sufrirá será el niño.

—¿Qué síntomas deben poner en alerta a los padres?

—Yo siempre me refiero a las cuatro ces. Las primera son los cambios, que el niño empiece a traer la mochila sucia, que pierda material, que baje en las notas o que esté irritable. La segunda son las campanas, también denominadas pellas o absentismo, que el chaval no quiera ir al cole. La tercera, el cuerpo, que camine con la cabeza baja, que tenga la mirada apagada, que quiera pasar desapercibido. Y la cuarta, las costumbres, que las cambie, sobre todo en el centro educativo, para evitar aquellos momentos en los que está lejos de los profesores.

—¿Hay cada vez más casos de acoso o se trata de un problema al que se le concede mayor visibilidad?

—Los índices indican que hay más casos, pero puede ser también porque es un problema más visible. De todas formas, la conclusión es que lo que se está haciendo para prevenirlo resulta insuficiente. Es urgente y necesario tomar medidas y una de las primeras debe estar relacionada con la formación del profesorado. No es normal que en toda la carrera carezcan de una materia enfocada al acoso, porque llegado el momento, actuarán como les dicte el corazón.

—¿Tiene solución?

—Tiene solución incidiendo en la prevención, pero es una lucha en la que tienen que implicarse todas las partes.