La pandemia golpea la salud mental en Barbanza: «Hay ansiedad, depresión y desbordamiento»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Elena piñeiro y María martínez, fundadoras del gabinete de psicología Espazo Aberto confirman que nunca habían tanta demanda
Elena piñeiro y María martínez, fundadoras del gabinete de psicología Espazo Aberto confirman que nunca habían tanta demanda CARMELA QUEIJEIRO

Agentes policiales y grupos de emergencias confirman el incremento de episodios graves, mientras los psicólogos se encuentran desbordados ante el bum de pacientes

19 ene 2022 . Actualizado a las 16:35 h.

La salud mental ha entrado de lleno en la agenda política y social. Rodeada hasta ahora de un halo de cuestión tabú, la pandemia ha obligado a cambiar el foco. Lo confirman fuentes de diversos estamentos de Barbanza, desde agentes de las fuerzas del orden, a grupos de emergencias, docentes o profesionales médicos, que destacan que los casos graves crecen a pasos agigantados. Después de los accidentes de circulación, los suicidios se han convertido en la segunda causa de muerte entre los jóvenes de todo el país.

«Hai un cansazo pandémico que se nota. Hai resignación entre os rapaces e esa é unha mala sinal», destaca Olegario Sampedro, director del Instituto de Mediación Educativa de Ribeira (IMER). Es lo mismo en lo que destacan fuentes de las fuerzas del orden y equipos de emergencias, que, sobre todo durante la temporada navideña, se toparon con un gran número de intentos de suicido y brotes psicóticos: «Más que nunca. Tuvimos varias llamadas por semana, y con gente muy joven implicada. Algunos menores de 20 años».

Incluso desde la UAD de Ribeira confirman esa tendencia, aunque explican que la casuística todavía no ha traspasado sus puertas. «Levamos nunha situación de estrés continuo dende fai dous anos. Hai unha pandemia á que non lle vemos fin, que vai pasar, si, pero non o vemos», destaca María Iglesias, técnica y psicóloga en la asociación ribeirense Renacer.

Los expertos constatan un aumento de las adiciones entre los más jóvenes

Con la pandemia viviendo su sexta ola, expertos confirman que durante este período se ha complicado la relación de los jóvenes con las drogas. «A sensación é de que hai unha mala relación con elas. É o que me din os rapaces cando falamos nas charlas, que ven a xente coñecida consumindo máis que antes», destaca María Iglesias, técnica y psicóloga de la asociación Renacer.

Pero no solo afecta a los estupefacientes, sino también a los dispositivos electrónicos o videoconsolas: «A sensación é que se están utilizando mal, porque son recursos que hai que dosificar». Señala que «vamos coa sexta onda cando ían ser dúas e o ser humano non leva mal a incerteza do que vai pasar, e en adolescentes iso é aínda peor. É unha fase de asociación. Os adultos precisan menos contacto social».

Tiene claro que «os nenos e os adolescentes son os grandes prexudicados», más si han encontrado el refugio en las drogas en el que olvidarse de los problemas. Ahí será necesario proponer soluciones cuanto antes.

Espazo Aberto: «Llevamos abiertas 16 años y nunca habíamos tenido tanta demanda»

Elena Piñeiro y María Martínez son las socias fundadoras del gabinete de psicología Espazo Aberto, ubicado en el malecón de Ribeira. «Llevamos abiertas 16 años y nunca habíamos tenido tanta demanda», explican las profesionales, que destacan que «la sintomatología es más grave que antes. Antes se veía a mucha personas con ansiedad, pero ahora es más grave. Hay casos que vienen de ingresos hospitalarios, y también percibimos que ya en la adolescencia hay más demanda».

Tienen claro que el bum en la necesidad a atención psicológica nace en la pandemia: «Ya había una semillita, pero el ser humano cuando tiene problemas cuenta con recursos para afrontarlos. Uno es el contacto social, salir con gente, el sentimiento de tener esperanza, o el optimismo. Todos son recursos que nos ayudan con esos problemas».

La soledad

Afirman que el aislamiento por el covid «no ha ayudado. Vivimos interconectados, somos seres sociales». También creen que el ambiente es más pesimista y que sus pacientes no responden a un único grupo social: «Llega gente de todas las edades, jóvenes, mayores, tenemos también más hombres. Antes no, lo cual está bien para vencer el estigma de la salud mental». Sobre las familias, afirman que antes requerían sus servicios «por sus hijos, pero ahora lo hacen por ellas mismas. Hay ansiedad, depresión y desbordamiento».

También destacan que no encuentran huecos en la agenda, lo que responde a «que faltan profesionales cualificados. Es necesario tener una buena formación porque a veces son cosas muy graves».

En el caso de las urgencias, dicen que «te ves obligado a hacer un hueco sea como sea. Si la persona está a punto de explotar, lo haces, pero eso requiere también más autocuidado de nosotros mismos».