Eladio Torrecilla: El pobrense que lleva a los famosos por el mundo

Marta Casais
M. Casais RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

Trabaja para Met Jets, una empresa de aviación privada que da servicio a clientes importantes

26 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El pobrense Eladio Torrecilla está en el punto álgido de su carrera. Después de más de 15 años volando, el piloto ha conseguido pasar sus últimos exámenes para convertirse en comandante de vuelo. «Justo ayer terminé las últimas formaciones», desvela el pobrense durante su viaje de vuelta a Galicia desde Estados Unidos. Con 43 años, Torrecilla ha recorrido todo el mundo como piloto, y en los últimos años lo ha hecho llevando en el avión a gente del más alto perfil.

Comenzó su formación en Salamanca, alrededor de 1998, en la academia Matacán, bajo un programa educativo de una aerolínea. Para cuando terminó, en el 2001, con el ataque terrorista del 11 de septiembre y la caída de las Torres Gemelas, se dio de bruces con una crisis del mercado en las empresas, que rechazaban los pilotos que ellas mismas habían formado.

Fue entonces cuando Torrecilla decidió intentarlo en Estados Unidos, y pronto le contrataron en una aerolínea que servía a la costa oeste del país. Los años siguientes pasó por diferentes aerolíneas comerciales, pero después de casi un lustro en Norteamérica decidió cambiar de aires. Después de un breve paso por Sudamérica, en Colombia y Bolivia, decidió volver a Europa para volar con una aerolínea portuguesa a destinos sobre todo de las islas británicas. De ahí saltó a la aviación privada, cuando le dieron la oportunidad de pilotar el avión del presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang.

«Me di cuenta cuando volaba para la presidencia de Guinea Ecuatorial que ese era el ámbito que más me gustaba. Hay más estabilidad en la aviación privada porque, al final, vuelo seis días y descanso cinco». Añade, además, que desde que está en la compañía Met Jets tampoco está a merced de un único cliente, lo que antes hacía la situación mucho más precaria, al estar constantemente pendiente del teléfono móvil.

Con todo, ahora, con la pandemia, Torrecilla asegura que el sector de la aviación privada está floreciendo como nunca. «Antes volábamos 200 días al año y ahora son 260 o 270. Lo hacemos por echarle una mano a la empresa, porque cada vez la demanda crece más, se ha triplicado y no damos abasto», comenta.

Después de tres lustros trabajando, el pobrense ha conseguido llegar a ser comandante de vuelo, la máxima posición para un piloto. «La formación fue de cinco meses y ahí tienes que aprender de todo: desde derecho aéreo, hasta protocolo y hablar en público, para servir bien a los clientes. Incluso te hacen una evaluación psicológica», explica.

Sobre cuál ha sido la persona más famosa a la que ha llevado en el avión, el pobrense se ríe: «Eso no lo puedo desvelar porque es política de la empresa y en el paquete que contratan estas personas va también la confidencialidad, pero sí puedo decir que hemos llevado a todo tipo de famosos. He viajado con cantantes, actores, presidentes e incluso monarcas de diferentes lugares del mundo».

Destinos exclusivos

Sus clientes viajan sobre todo a pequeños aeropuertos en sitios exclusivos, que tienen cierta dificultad, incluso, para un piloto tan experimentado como Torrecilla. «Volamos mucho a la zona de los Alpes, donde están las pistas de esquí. Innsbruck, en el tirolés austríaco, por ejemplo, tiene un aeropuerto algo difícil, pero ir allí siempre está bien», apunta.

Viajar a tantos sitios puede ser agotador y confuso, por eso a Torrecilla le cuesta contestar a la pregunta de cuál es su lugar favorito para volar. Desvela que es Croacia, concretamente el aeropuerto de Dubrovnik, aunque precisa que gran parte del Adriático le gusta y disfruta visitando esas ciudades mediterráneas: «Croacia está muy bien, y las islas griegas, o Chipre, pero incluso Ibiza y Mallorca son muy bonitas para viajar».

En estas fiestas está deseoso de volver a casa, con su mujer y sus tres hijos. «Lo más difícil del trabajo es la conciliación, estar tanto tiempo separado de mi familia. Yo tengo base en Lisboa y Madrid, pero aún así no puedo venir a A Pobra cada vez que tengo un descanso», explica Torrecilla. Sin embargo, el pobrense desvela que la villa es su sitio preferido para descansar: «Después de estar en todo tipo de macrociudades, volver a A Pobra te aporta tranquilidad. Es una calidad de vida muy grande».