«Maldicirei sempre o covid, deixou a miña vida truncada para sempre»

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

marcos creo

El virus se llevó a los padres de la noiesa Marilina Rodríguez hace un año y ella todavía lucha por superar las secuelas

06 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No tenía una vida fácil Marilina Rodríguez Lobagueira antes de arrancar del calendario la hoja correspondiente a octubre del 2020. Había afrontado la muerte de un hermano tras una dura batalla contra el cáncer y pasaba los días pendiente de la salud de su marido, aquejado de una enfermedad renal que lo obligaba a acudir a diálisis, y de sus padres, que achacaban las consecuencias propias de su edad, ambos próximos a cumplir los 90. Pero ahora esta noiesa sabe que las cosas siempre pueden ir a peor. Lo comprobó en el que fue para ella el noviembre negro.

La pesadilla comenzó el 5, cuando su marido, el mismo día que cumplía 70 años, fue sometido a una operación de cataratas. Una anemia propiciada por la diabetes lo puso entre la vida y la muerte. Cuando, tras una transfusión de sangre, comenzaba a levantar cabeza, dio positivo en covid. Dentro de lo malo, lo pasó casi como una gripe, pero estuvo 15 días ingresado. Los seis últimos, compartiendo planta con Marilina Rodríguez: «Eu levaba unha semana bastante mal na casa e ao final tiven que chamar á ambulancia porque xa non respiraba, turbábaseme a vista e caía cada vez que tentaba levantarme».

Pero lo peor todavía estaba por llegar. El 21 de noviembre, cuando Marilina y su marido recibieron el alta, dejaron en el hospital a los padres de ella, recién ingresados, Francisco Rodríguez Núñez y Victoria Lobagueira Hermo, que habían sucumbido también a los efectos del covid. Ambos fallecieron pocos días después, con escasas horas de diferencia.

Runner de nuevo

A Marilina se le vino el mundo encima: «Non tiña gañas de seguir vivindo, pero tiven que sobrepoñerme, polo meu home e polos que están aquí. Son o piar da familia e teño que facerme forte». Puede decirse que en enero, concluidas las celebraciones navideñas, fue cuando la noiesa empezó a recuperar su vida: «Levanteime unha mañá e fun correr». Y es que, antes de que el covid irrumpiera en su vida, ponía sus piernas en movimiento tres días a la semana y cubría cada uno de ellos un recorrido de unos 10 kilómetros.

Aunque el coronavirus le ha dejado secuelas, tanto a nivel psicológico como físico, pues sufre mareos y vértigo, se ha enfundado de nuevo el chándal: «A camiñar forte vou varios días, pero a correr de momento só os sábados, iso si, non perdo un, unicamente que caian chuzos de punta». Ya cubre recorridos de 12 y hasta 13 kilómetros, y se ha inscrito para participar, el 19 de diciembre, en la Sin-Son, la carrera reina de Barbanza.

Pese a lo vivido hace un año, Marilina Rodríguez vuelve a derrochar alegría y vitalidad, aunque estos días está de bajón: «Téñolle moito respecto a este mes de novembro e levántome pensando no que me vai deparar o día, como facía hai un ano». Nunca olvidará aquel infierno: «Maldicirei sempre o covid, deixou a miña vida truncada para sempre. Meus pais non merecían marcha naquelas circunstancias e eu non puiden sequera despedirme deles».

Ahora, viendo que la evolución de la pandemia es positiva, la noiesa se siente esperanzada, pero es de las que opinan que no se puede bajar la guardia: «Todos deberiamos vacinarnos, non só por nós, senón tamén por aqueles que nos rodean». Al 2022 le pide, además del fin del covid, que sea un año sin desastres, pues es incapaz de encender la televisión y ver lo que está sucediendo en La Palma. Y eso que ella sabe como nadie que «o corpo aguanta todo».