El cruceiro de Abuín, una pieza del siglo XVIII que tienta a la suerte

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

El cruceiro de Abuín acaba de volver a instalarse en su lugar original, en el medio de una carretera secundaria de la parroquia de Santo Isidoro de Posmarcos de A Pobra
El cruceiro de Abuín acaba de volver a instalarse en su lugar original, en el medio de una carretera secundaria de la parroquia de Santo Isidoro de Posmarcos de A Pobra CARMELA QUEIJEIRO

Hace ocho años se dijo que lo tiró una tormenta, pero todo apunta a que fue un tractor. Acaba de restaurarse y de volver a colocarse en el medio de una carretera

12 oct 2021 . Actualizado a las 10:06 h.

Hasta hace poco figuraba en la lista roja del patrimonio gallego que estaba en peligro de desaparecer, pero el Concello de A Pobra acaba de restaurar el cruceiro de Abuín, un conjunto etnográfico del siglo XVIII, que en el año 2013 apareció partido por la mitad, y con los restos del capitel y del crucifijo esparcidos por el suelo. La investigación para esclarecer qué había pasado nunca llegó a concluirse, y aunque una de las hipótesis que se barajó fue que podría haber sido un temporal, todo apunta a que los graves daños sufridos en la grada, el pedestal y la columna eran más propios de una colisión con un tractor.

Cruceiro de Abuín tras romperse en el año 2013
Cruceiro de Abuín tras romperse en el año 2013

Ahora ha regresado al mismo lugar -justo en el medio de una carretera secundaria-, y muchos vecinos ya se han apresurado a aventurar que podría volver a acabar por los suelos. También el director del Museo Valle-Inclán, Antonio González Millán, que fue el impulsor de su restauración, considera que su singular ubicación «exige la adopción de medidas de prevención frente a terceras incidencias infligidas por el tráfico o vehículos agrícolas». Para él, lo más apropiado sería colocar unos bolardos de piedra en las esquinas o en el perímetro de su grada, una actuación que no requiere de demasiada inversión.

 Difícil cambio de ubicación

La alternativa de trasladarlo a otro sitio menos peligroso se convierte en una misión muy complicada, puesto que «una obra patrimonial de su antigüedad necesita un permiso especial remitido por la autoridad superior competente de la Dirección Xeral de Patrimonio», apunta.

De hecho, para que el cruceiro de Abuín volviera a su lugar de origen en la parroquia de Santo Isidoro de Posmarcos tuvieron que transcurrir más de ocho años, en los que se llevaron a cabo numerosos trámites. Primero, se propuso su incorporación al PXOM dentro del grupo de cruceiros centenarios de A Pobra, al mismo tiempo que se recogieron todos sus fragmentos y se depositaron en un almacén seguro para llevar a cabo su restauración.

A continuación, se sucedieron las negociaciones con el legítimo propietario, que no podía asumir los costes que suponen la reparación de una obra patrimonial de este tipo, por lo que acabó cediendo al Concello el conjunto etnográfico. El siguiente paso fue elaborar un completo proyecto técnico para explicar toda la actuación que se iba a llevar a cabo, para que así pudiese contar con el visto bueno de Patrimonio. El último escollo, y tampoco nada sencillo, fue restaurar todas las piezas para que finalmente volviesen a su lugar, aunque sigan tentando a la suerte.