El bipartito de Rianxo: una alianza estable inmune a los seísmos políticos

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

El ejecutivo no muestra fisuras a la hora de aprobar cuestiones importantes, como los presupuestos, que recibieron luz verde esta misma semana
El ejecutivo no muestra fisuras a la hora de aprobar cuestiones importantes, como los presupuestos, que recibieron luz verde esta misma semana CARMELA QUEIJEIRO

El BNG tiene la tranquilidad que buscaba, el PSOE recuperó su parcela de poder en el antaño bastión socialista y el principal grupo de la oposición parece conforme

10 oct 2021 . Actualizado a las 05:05 h.

Lo habitual cuando en un concello se forma un gobierno en el que confluyen varias fuerzas es que, tarde o temprano, sobre todo con unas elecciones municipales a menos de dos años vista, comiencen a aflorar discrepancias y tensiones, cierto afán de protagonismo para distinguirse del socio de gobierno y prisas por colgarse las medallas de los logros comunes. Sin embargo, nada de eso pasa en Rianxo, ni pasará, a juzgar por cómo ha transcurrido el mandato municipal hasta la fecha. El bipartito muestra una estabilidad a prueba de pandemias, polémicas, caceroladas a las puertas de la casa consistorial, seísmos políticos en ayuntamientos próximos y una débil oposición ejercida básicamente por un grupo minoritario.

Con el pacto sellado en el 2019, BNG y PSOE consiguieron lo que querían. El alcalde nacionalista tiene la estabilidad y la tranquilidad que ansiaba para sacar adelante sus propuestas -llámense presupuestos, llámense planes de obras- sin mayores dificultades, al tiempo que, al menos en teoría, descargaba cierto peso de sus hombros con un mayor reparto de competencias entre un ejecutivo más amplio. Pese a ello, es innegable que de la acción de gobierno se trasluce cierto cansancio y el desgaste propio de dos mandatos y medio a los mandos del Concello.

Por su parte, el PSOE recuperó su parcela de poder en el antaño bastión socialista de Barbanza, un fuerte que parecía inexpugnable y que los del puño y la rosa acabaron perdiendo con el fin de la era Piñeiro al frente de la alcaldía. Con su entrada en el ejecutivo, el grupo que ahora encabeza Carmen Figueira tiene la oportunidad de recuperar el terreno perdido en las urnas con su gestión dentro del ejecutivo de cara a la próxima cita electoral. Otra cosa será que lo consiga.

El acuerdo entre ambas fuerzas parece que lleva implícito un pacto de no agresión con el que todos están cómodos y que, al menos hasta ahora, ha evitado que trascendieran diferencias entre los socios de gobierno, aparentemente muy bien avenidos. Y existen muy pocas dudas de que el bipartito llegará al final del mandato gozando de la misma buena salud y concordia mostradas hasta ahora.

Pocas dudas

Ni siquiera el PP, el principal grupo de la oposición por representación, tiene dudas de ello. En su día, con los resultados de las elecciones del 2019 recién salidos de las urnas, los populares hicieron un tímido intento de hacer valer sus cuatro concejales para colocarse por primera vez en el gobierno rianxeiro ofreciendo un acuerdo al PSOE que situaría a Carmen Figueira en la alcaldía. Aquello -a todas luces un pacto contra natura- no fraguó, y ahí se quedó la intentona de los conservadores, que renunciaron a la opción de gobernar y, en buena medida, a liderar la oposición. Es más, no deja de resultar llamativo que en determinadas ocasiones -ocurrió en el último pleno, el de aprobación de los presupuestos- el PP arremeta más contra la otra oposición que contra el propio ejecutivo local.

Cierto es que desde cualquiera de los grupos que están fuera del bipartito se habla de parálisis, de falta de iniciativa y de nulos avances en cuestiones importantes, pero solo si se les pregunta; si no, en general, impera la falta de crítica, salvo por denuncias aisladas a través de las redes sociales. La edila de Ciudadanos tiene la difícil papeleta de defender sus siglas en solitario y adolece de falta de respaldo para poder ejercer su función, así que Rianxo en Común, con dos concejales, se ha convertido en el azote del gobierno rianxeiro. Como poco, resulta evidente que sus críticas incomodan a un bipartito que, aun así, vive un plácido mandato asentado sobre su amplia mayoría.

Está por ver si, a medida que se acerque la cita electoral, el entendimiento de puertas para afuera se mantiene o si acaba dinamitado por las estrategias de unos y otros para ganar terreno entre los votantes. Sin embargo, visto lo visto, casi nadie duda de que el pacto llegará a término, y a partir de mayo del 2023 ya se verá quién repite candidatura y en qué posición colocan los vecinos a cada grupo en las urnas.