Hace ya un tiempo fue anunciada, a bombo y platillo, la tarjeta Xente Nova y, como su gran ventaja, se hacía referencia a que proporcionaba 60 viajes gratis al mes en transporte interurbano dependiente de la Xunta para los menores de 21 años. La cosa pintaba bien, bastaba con solicitarla en las oficinas de Abanca y empezar a usarla. Pero la letra pequeña escondía una trampa.
Para poder utilizar esa publicitada tarjeta es imprescindible cargarla previamente con dinero. Es decir, que los chavales tendrán que pagar los viajes como cualquier otro usuario del bus, con la diferencia de que a ellos se le irán descontando de dicha cédula. Para recuperar los euros invertidos será imprescindible pasarse de forma periódica por un cajero de Abanca, pues si las bonificaciones no se aceptan en el plazo de dos meses desde su puesta a disposición, caducan.
¿No sería más fácil que bastara con pasar la tarjeta por el lector para disfrutar de esos 60 viajes gratuitos al mes y que fuera a partir de esa cifra cuando se empezaran a realizar los descuentos, lógicamente sin bonificación alguna? Desde luego, para las familias de los menores que van a tener que usar la cédula para las rutas a los institutos, sí.
En el caso del IES Número Un de Ribeira, la situación es todavía más enrevesada. Los estudiantes de ESO no pagaban hasta ahora los desplazamientos desde el casco urbano, pero la Xunta ha decidido aplicar el criterio de que el centro está a menos de dos kilómetros y tienen que abonarlos. Los 60 viajes al mes ya son los que necesitan para ir a clases.