Patrocinado porPatrocinado por

«No mar paseinas canutas, pero non hai nada peor que acabar na uci do covid»

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

SOMOS MAR

El noiés Segundo Blanco estuvo un mes hospitalizado en el Clínico y permaneció una semana en la uci
El noiés Segundo Blanco estuvo un mes hospitalizado en el Clínico y permaneció una semana en la uci MARCOS CREO

Segundo Blanco estuvo siete días tumbado boca abajo, con problemas para respirar y viendo como muchos de sus compañeros se iban con una sábana por encima

20 sep 2021 . Actualizado a las 08:36 h.

Es un auténtico sobreviviente, aunque por momentos estuvo más allá que acá. Su experiencia en la unidad de críticos de covid fue traumática y llegó a pensar varias veces que él también acabaría como muchos de sus compañeros, a los que se llevaron de la uci con una sábana por encima. «Estás ti e o bicho. Se aguantas, zafas; e se non, vas polo camiño coma outros», apunta el noiés Segundo Blanco, que todavía no ha conseguido sacarse el miedo del cuerpo a pesar de haberle ganado la batalla al coronavirus.

Todo comenzó con un café. Una amiga de su mujer les hizo una visita, «e sempre pensamos que na casa estamos protexidos, pero non. Estivemos vinte minutos sentados falando e aos dous días chamáronnos para dicirnos que ela dera positivo e que tiñamos que facer unha PCR», recuerda. Los resultados llegaron rápido: los dos se habían contagiado y, al principio, no tenían ningún síntoma, pero a la tercera noche él se levantó de cama con la boca pastosa y comenzó a escupir sangre. Lo trasladaron en ambulancia al Clínico de Santiago y, aunque no se encontraba mal, el médico le dijo que tenía bastante infección. «Estiven dous ou tres días na habitación e unha noite viñeron buscarme e leváronme para a uci. Nunca tanto chorei cando cheguei abaixo e vin todas esas cabinas de cristal con pacientes con tubos na boca e os ollos en branco», relata el noiés.

Como él se seguía encontrando bien, le pidió al doctor que por favor no lo intubara. El facultativo le advirtió que si su estado empeoraba, a lo mejor no llegaban a tiempo y que le iba a dar un voto de confianza, pero que tenía que poner todo de su parte: «Díxome que a día de hoxe non tiñan nada para matar o bicho, o único é un antibiótico por vena con corticoides para impedir que a infección sexa tan virulenta. Que o normal era que a infección subise polos pulmóns de abaixo arriba e que ían ser 48 horas críticas, ou aguantaba o quedaba no sitio».

Un calvario

Unas enfermeras «vestidas con traxes que parecían espaciais» lo colocaron boca abajo en la camilla y ahí comenzó su calvario. Le costaba respirar, las horas no daban pasado y él único movimiento que había era el de otros pacientes que habían fallecido y los sacaban de la uci: «Creo que no tempo que estiven alí morreron 18 persoas. Eu só pensaba, o seguinte son eu, de aquí non saio. Teño 62 años e no mar paseinas canutas, pero non hai nada peor que acabar na uci do covid».

Fueron siete días con sus siete noches las que Segundo Blanco pasó en la unidad de cuidados críticos, «e penso que non durmín ni un minuto. Perdes a noción do tempo, só pensaba na familia, nos fillos e nos netos, en cantas cousas quería facer, pero vía que me ía». A lo angustioso que es vivir una situación como esta se une que no puedes tener a nadie al lado. «Morres só como un can, non hai ninguén que te visite nin te colla a man», lamenta, aunque reconoce que en el tiempo que pasó en el hospital el teléfono móvil se convirtió en su mejor aliado para seguir teniendo contacto con el exterior.

La fuerza de voluntad de Segundo Blanco hizo que, finalmente, lograra salir de la uci sin intubar, «porque puxen bastante da miña parte», y porque también tuvo la fortuna de contar con la ayuda de un grupo de médicos y enfermeras que lo dieron todo para que el noiés saliese adelante. «Non hai palabras de agradecemento, porque é verdade que é o seu traballo, pero están arriscando a súa vida por ti, e logo teñen que ir a xunto dos seus fillos, dos seus pais», insiste.

Tras abandonar la unidad de críticos, Segundo Blanco aún tuvo que permanecer varias semanas más hospitalizado en el Clínico, porque sufrió varios desmayos y lo achacaron a que podría ser un problema cardíaco: «Ao final dixéronme que non tiña nada, o único foi que quedei tan baldado de estar na uci que por iso me mareaba». Ocho meses después de haber pasado el peor trago de su vida, cree que no le han quedado secuelas, pero hay algo que no olvidará de su lucha contra el coronavirus: «Volvín a nacer».