Las protectoras lanzan un SOS, necesitan dinero y adoptantes

María Xosé Blanco Giráldez
M. x. Blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Atienden a más de 300 gatos, sus deudas van en aumento y carecen de espacio

06 sep 2021 . Actualizado a las 18:57 h.

Es habitual que, en verano, el abandono de animales de compañía se incremente y las protectoras se vean obligadas a realizar un esfuerzo extra, pero lo que ha ocurrido este año ha superado, según las entidades que funcionan en Barbanza, todas las previsiones. La enorme cantidad de gatos de los que se han tenido que hacer cargo ha llevado a las asociaciones a una situación límite. Necesitan con urgencia adoptantes y donativos, puesto que tienen elevadas deudas que van en aumento a medida que se incrementa el número de ejemplares que tienen a su cuidado. Algunas ya no tienen capacidad para acoger a más.

Los responsables de Callejeros no ven una salida a los problemas que sufren. En los centros que tienen en Ribeira y Boiro hay unos 200 gatos, y eso que han superado la barrera del centenar de adopciones en los últimos meses. A la falta de espacio para acomodar a más animales abandonados se suma otra grave dificultad, pues la entidad tiene una deuda de unos 18.000 euros con los veterinarios colaboradores, fruto de los cuidados que han requerido las mascotas de las que se ha tenido que hacer cargo.

En estos momentos, Callejeros se encuentra, según sus responsables, en una situación límite: «Necesitamos tanto doazóns como casas de acollida ou familias interesadas en adoptar, porque xa non podemos asumir máis gastos e tampouco temos espazo nos refuxios», explican desde la entidad.

La situación es muy similar en Moura, la protectora con sede en A Pobra. En su caso, atiende en estos momentos a unos 60 gatos y 15 perros: «Temos problemas para atopar casas de acollida, sobre todo para os exemplares máis pequenos que precisan biberón. Son tamén os que máis gastos xeran, xa que os hai que alimentar con leite especial».

Como los gatos son animales especialmente sensibles, sus cuidados han llevado a la entidad a acumular una deuda con veterinarios superior a los 8.000 euros. «A situación é moi crítica», señala Natalia Brión, directiva de la asociación. Añade que los problemas económicos se han visto agudizados por la irrupción de la pandemia, puesto que Moura llevaba a cabo antes conciertos, mercadillos y otras actividades de carácter solidario que constituían una buena fuente de ingresos. A la merma de donativos se ha sumado la proliferación de animales abandonados, sobre todo gatos: «Sempre había por estas datas, pero os dous últimos anos foi esaxerado».

Más de 12 felinos en casa

De dramática califica también la situación la responsable de la protectora Arca, Lyra Sierra: «Nos llaman continuamente para informarnos de la aparición de gatos abandonados, pero no tenemos recursos ni tampoco voluntarios suficientes para atender a más animales, porque buena parte de ellos necesitan biberón».

En su propia casa, Lyra Sierra atiende a más de una docena de felinos, y con su más estrecha colaboradora conviven otros tantos: «Pedimos socorro a gritos, pero no hay manos que ayuden. Necesitamos casas de acogida, porque estamos al límite».

La falta de recursos ha llevado a la protectora muradana Anajata a reducir servicios. Antes esterilizaba a los gatos callejeros, tratando así de poner freno a la proliferación de este tipo de animales, pero ahora ya no puede asumir este gasto: «Sería o ideal para que o problema fora a menos, mais non podemos», comenta Fabiana Villar. Su principal línea de actuación consiste en el cuidado de colonias que viven en la calle, proporcionándoles alimento y asistencia sanitaria. En total, la entidad se encarga de atender a unos doscientos felinos. Tiene acumulada una deuda con veterinarios que supera los 2.000 euros.

Castración, chip y seguimiento, los imprescindibles para la concesión de un animal

Para hacerse con uno de los animales que las protectoras de Barbanza tienen a su cuidado hay que cumplir una serie de requisitos. En casi todos los casos se exige que el adoptante se haga cargo de la castración de la mascota: «Consideramos que é fundamental para o control da poboación e tamén pola saúde do animal. No caso dos gatos, evítase que tendan a fuxir na época de celo», explica Natalia Brión.

Las protectoras también exigen a las familias adoptantes que instalen un chip a sus nuevas mascotas, para dar cumplimiento así a la legalidad vigente, y que se sometan a una entrevista, en la que deberán detallar las condiciones en las que vivirá el animal: «Teñen que comprometerse a proporcionarlle os controis e tratamentos sanitarios necesarios ao longo da súa vida», apuntan desde Moura.

Formalizada la adopción, lo habitual es que la protectora realice un seguimiento para confirmar que se cumplen los acuerdos adoptados.