Barbanza innova en producción ecológica

xoán ramón alvite MAZARICOS / LA VOZ

BARBANZA

Carmela Queijeiro

Empresas de la comarca elaboran alimentos novedosos como el «chucrut» o pizzas de algas, y también en las conservas se apuesta por artículos bío

29 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Escasa, aunque innovadora. Así es la producción ecológica barbanzana, una actividad todavía minoritaria, pero que apuesta por la diversificación y la diferenciación para hacerse un hueco en un mercado en plena expansión.

Tanto es así que la comarca ya puede presumir de elaborar alimentos tan poco habituales como el chucrut o el kimchi -variedades de col fermentadas y condimentadas- en las que está especializada una empresa de Noia que también ha logrado la certificación del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega) para la kombucha, una bebida a base de té que comercializa sola o acompañada de jengibre, panela, limón, remolacha o albahaca.

Por su parte, de las cocinas de la empresa Congalsa de A Pobra salen rollitos de primavera y empanadillas que distribuye a nivel nacional; de Muros, las pizzas y empanadas de algas que elabora una firma de Esteiro; de Outes, los kiwis y, de Ribeira, cultivos hortícolas tan variados como grosellas, physalis, kalye, rúcula o col lombarda, ya que las entidades de atención a personas con discapacidad Amicos y Ambar gestionan invernaderos registrados.

Aún así, el punto fuerte de la vertiente ecológica barbanzana hay que buscarlo en el mar. En este sentido, al igual que sucede con la producción convencional, Barbanza es una potencia en la comercialización de mejillón certificado -hay tres registrados en Boiro y nueve en Rianxo- y, principalmente, las conservas de pescado. En este sentido, empresas líderes como Jealsa cuentan con líneas de producción de ecológicos, entre las que destacan atún claro, sardinillas o agujas en aceite de oliva y hasta ensaladas de quinoa o habas con atún.

Ni leche ni carne

Lo que no produce la zona es leche ni carne. A pesar de tratarse de los alimentos que mayor volumen de negocio generan dentro de la producción ecológica gallega y de que municipios como Outes y, principalmente, Mazaricos tengan una clara vocación ganadera, ninguna granja ha apostado hasta el momento por estas variedades que, en origen, se pagan hasta un 45 % más que la convencionales.

Las dificultades de comercialización, unidas a las limitaciones que se imponen en el uso de piensos, abonos y fitosanitarios parecen ser los motivos que disuaden a muchos agricultores y ganaderos de pasarse a la producción bío.

Con todo, a día de hoy, el Craega tiene reconocida en el área barbanzana la actividad de 17 productores -justo el doble que hace un lustro-, una decena de industrias y cuatro empresas comercializadoras. Media docena más de operadores están en la actualidad en fase de conversión. Se trata de la superación del período transitorio necesario para pasar de una producción convencional a la avalada como ecológica, por lo que iniciarán su certificación a partir de próximo año. Esto les permitirá vender sus productos con el sello oficial.

¿Cómo se obtiene para el mejillón el sello del Craega?

Son varios los productores bateeiros de los municipios de Boiro y Rianxo que en la actualidad comercializan el molusco bajo la certificación bío. En total, en el conjunto del área barbanzana son una docena los que figuran con esta inscripción en el registro oficial. Aunque el proceso de cultivo de este molusco en todos los casos es completamente natural, para obtener el sello del Craega deben cumplirse una serie de premisas que se detallan.

¿Pueden incluirse la totalidad de las bateas?

Para optar a la certificación del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia, el mejillón debe proceder de bateas que estén situadas en zonas clasificadas por el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) como A o B.

¿Las estructuras flotantes deben tener características especiales?

La normativa ecológica al respecto no entra en profundidad sobre el diseño que deben tener las bateas. Sí establece, sin embargo, que tanto los materiales empleados para la construcción como para su mantenimiento deben ser lo más respetuosos posible con el medio ambiente.

¿Se establece una producción máxima?

No se regula la producción, pero sí el número de cuerdas que cuelgan de las bateas para la obtención del molusco. En este sentido, se determina que no debe haber más de una por metro cuadrado de superficie. De igual manera, se establece que su longitud no deberá exceder de los veinte metros. Otro de los aspectos que determina la normativa para optar al certificado que expide el Craega es que no está permitido el aclarado de las cuerdas durante el ciclo productivo. Sin embargo, si está autorizado su desdoble -un procedimiento habitual por parte de los bateeiros- siempre que no se incremente la densidad inicial.

¿Existe alguna diferencia a simple vista?

Tanto el molusco con el sello del Craega como el que no lo tiene poseen una apariencia idéntica, por lo que la única forma de diferenciarlos es mediante la certificación que expide este consejo regulador gallego. Solamente mirando el envase o el etiquetado podrá tenerse constancia, dado que en el caso de la producción incluida en el registro del Craega lo habitual que se incluya este sello.