El año pasado nacieron la mitad de niños que hace dos décadas

Xoán R. Alvite MAZARICOS / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

La cifra anual de fallecidos en la comarca supera la de alumbramientos desde 1989

09 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada año vienen al mundo menos niños en la comarca, una circunstancia que, no por conocida, deja de resultar alarmante a tenor de la evolución tan negativa que ha registrado el crecimiento vegetativo -la diferencia entre nacimientos y defunciones- durante el último medio siglo en territorio barbanzano.

Si en pleno baby boom, que coincidió con la segunda mitad de la década de los 70, se promediaban unos 2.400 alumbramientos anuales, el año pasado la cifra se quedó en tan solo 598, la más baja desde que en 1975 empezaron a publicarse datos oficiales. No es necesario, sin embargo, retroceder tanto en el tiempo para constatar esta preocupante tendencia, pues hace apenas dos décadas -en términos estadísticos resulta un período de tiempo relativamente pequeño- el número de nacimientos en la zona duplicaba los actuales.

Los fallecimientos, por su parte, se mantienen en unas cifras anuales bastante estables en los últimos cincuenta años, y oscilan entre las 1.095 muertes registradas en 1980 y las 1.428 del ejercicio 2015, cifra esta última que supera en nueve a las contabilizadas durante 2020.

Este crecimiento vegetativo, claramente negativo desde 1989, lleva años percibiéndose en los padrones de habitantes de los municipios barbanzanos de dos formas muy diferenciadas. Por un lado, con un continuo descenso de la población que se traduce en una pérdida de 8.500 vecinos en la última década -dos menos cada día-; y por otro, con un envejecimiento del censo que ya empieza a derivar en graves repercusiones económicas y sociales.

En números rojos

Del análisis municipal se extrae que todos los concellos de la zona se mueven ya en números rojos. Ni siquiera Boiro y Ribeira, que registran la mitad del total de nacimientos, han logrado seguir con la buena dinámica que mantenían hasta los primeros años del nuevo milenio. Otros, por el contrario, acumulan más de tres décadas con un desfase muy importante entre nacimientos y defunciones que empujan a sus padrones a mínimos históricos. Es el caso de Lousame, Mazaricos y Outes, que, en conjunto, registraron 55 nacimientos el año pasado, mientras que los fallecidos casi multiplicaron esta cifra por cuatro hasta alcanzar los 205.

Lejos de mejorar, todo apunta a que la situación demográfica barbanzana tenderá a empeorar en los próximos años. De cumplirse las proyecciones de población que realiza el Instituto Galego de Estatística (IGE), en los próximos 15 años, por cada nacimiento que se registre se promediarán tres muertes. Del mismo modo, también se pronostica un saldo migratorio que arroja un balance claramente negativo, con la salida hacia otras zonas de 9.000 personas en edad laboral más de las que vendrán a la comarca.

En resumen, un escenario dramático que supondrá la pérdida de más de 14.000 habitantes, cifra similar a la población que tiene en la actualidad Noia.

El registro de enlaces matrimoniales es el más bajo desde que existen datos

Durante todo el año pasado se casaron en la comarca 252 parejas, la cifra más baja desde 1975, ejercicio en el que empezaron a publicarse estadísticas oficiales. En este sentido, resulta evidente que la pandemia se covid-19 ha tenido una repercusión importante en la caída del 30 % -120 en términos absolutos- registrada en el número de enlaces con respecto a los datos del 2019. Con todo, también es cierto que la celebración de matrimonios ha registrado en Barbanza una línea claramente descendiente durante el último medio siglo.

Si en la década de 1970 se promediaban 950 bodas anuales en los 11 municipios barbanzanos, en las dos siguientes la cifra se redujo hasta 760 y 603, respectivamente. Ya con la entrada del nuevo milenio, la media anual bajó de las 460 a las 356 de los últimos diez años.

La tendencia, según los datos publicados por el IGE, se repite en todos los ayuntamientos del área aunque se da la circunstancia curiosa de que en Lousame, históricamente el municipio barbanzano con menos bodas, el año pasado se duplicaron las uniones matrimoniales del 2019, pasando de cuatro a nueve enlaces.