Alejandra Ríos, remera pobrense en el País Vasco: «Ni yo sé de dónde saco el tiempo»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

Compaginando Medicina con el deporte, la barbanzana logró su primera bandera de la Liga Euskotren con Arraun Lagunak

15 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Si la felicidad se transmitiera por teléfono, la mejor persona a la que llamar sería Alejandra Ríos (A Pobra, 1999). Todavía en una nube, la canterana del Club Remo Puebla ondeó el sábado al cielo de San Sebastián su primera bandera de la Liga Euskotren. Lo hizo después de una exhibición con su equipo, Arraun Lagunak, con el que este verano debutó en la máxima competición del remo femenino de España. Fue el premio al esfuerzo de todo un año, en el que compaginó sus estudios de Medicina con sesiones de entrenamiento extenuantes. Solo la pasión por el mar y el deporte pueden explicarlo.

-Felicidades por la bandera.

-Gracias [ríe]. Es mi primera bandera en la Liga Euskotren. En la liga vasca había conseguido varias, estuve dos años remando en Hibaika, pero a este nivel nunca había competido y todas estamos muy contentas. Está siendo una liga muy competitiva.

-El año pasado dominó Orio.

-Sí, y contábamos con eso de nuevo. Pero estamos todas a un nivel muy bueno. Donostiarra tiene mucha experiencia, de Orio sabemos el equipo que es, y Hondarribia, aunque estas regatas está un poco por detrás, no podemos darlo por muerto. No hay una diferencia tan abismal. Nosotras tenemos ganas e ilusión, estuvimos entrenando súper duro y podemos estar luchando por las banderas, aunque esté difícil.

-¿Cómo acabó en el País Vasco?

-Comencé a remar a los 14 o 15 años, pero no en trainera. Cuando empecé la universidad lo hice con la trainera de Puebla y Cabo. El año siguiente Puebla no sacó barco y me llamaron de algún club gallego, pero yo veía que en el País Vasco era otro nivel y decidí buscarme la vida. Me llamaron de Hibaika, que había estado en la Euskotren, pero había descendido. El primer año fuimos campeonas de la liga vasca, pero no logramos ascender, y en la segunda, acabamos subcampeonas pero tampoco subimos. Y este año me fui para Arraun.

-¿Cómo se gestó el cambio?

-Cuando me busqué la vida contacté con Aida Carro para ir a Arraun. Después de no poder ascender, pensé en dar un paso más y la llamé de nuevo. Me dijo que tenía las puertas abiertas.

-¿Qué tal el nuevo club?

-Las compañeras somos una piña, y eso es fundamental para afrontar los entrenamientos y las competiciones. El equipo técnico es muy competente. Hacen un trabajo extraordinario. La verdad es que hay muy buen rollo.

-¿Qué tal fueron estas dos temporadas con el covid a vueltas?

-La primera fue más dura, con el confinamiento, el remoergómetro en casa. En verano teníamos que usar mascarilla... Yo tampoco podía viajar al País Vasco porque durante el año tengo ficha en Puebla. No tenía justificante para moverme entre comunidades. Fue duro compaginar estudios, remo, gimnasio, correr con la mascarilla... Esta temporada pinta mejor que la anterior, parece que se está acabando la cosa.

-¿Qué estudia?

-Medicina en Santiago. Me costó entrar. Hice primero dos años de Enfermería y el verano que marché para Hibaika pedí el traslado para estudiar Medicina y me cogieron en Lleida. Este año me volví para Compostela. De lunes a viernes voy a clase y entreno, y el fin de semana estoy con los de Puebla. Preparamos bateles y trainerillas, y de paso echo una mano con la trainera femenina. Es duro compaginar estudios y deporte, y más este año que cogí 17 asignaturas. Fue agotador, pero se sacó adelante, y de las 17 aprobé a la primera 16.

-Poca broma. Explíqueme de dónde saca el tiempo.

-Ni yo sé de dónde saco el tiempo [ríe]. Soy muy organizada. Tengo margen para todo y eso que siempre saco tiempo para descansar. Duermo todos los días siete u ocho horas. No soy de las que estudian de noche, pero si tengo que levantarme a las 7 de la mañana para entrenar, pues lo hago. En bachiller, algún profesor me dijo que tenía que dejar el deporte, pero creo que es un error. Si este año no hubiera remado, no habría sacado ni la mitad de asignaturas. Me ayuda a organizarme y despejar la cabeza.

-Eso le iba a decir. Una cosa no quita a la otra.

-Psicológicamente me ayuda un montón. Llego a cama y me duermo al instante.

-Ahora solo remo.

-Ahora remar y descansar, pero también aprovechar para visitar todo lo que hay por aquí.

-¿Cómo ve el remo femenino gallego?

-Pienso que está evolucionando mucho. Solo hay que ver el número de embarcaciones que hay este año. Y también hay remeras gallegas en la Liga Euskotren, lo que demuestra que además de que en la liga gallega hay nivel, la cantera también está trabajando muy bien.

-Para hacer todos esos sacrificios le tiene gustar mucho remar.

-Sí, sí, me dio la vida. Nunca había hecho deporte, pero probé el remo y aquí estoy. Después de siete u ocho años sigo enganchada. Me ayudó a ser disciplinada, responsable, competitiva y a pelear por mis objetivos.