Las bajas temperaturas y las lluvias mermaron los nidos y familias de píllara en Barbanza

Francisco Brea
Fran Brea RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

En el parque natural de Corrubedo es donde se registra más población

01 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Barbanza alberga más de un tercio de la población de píllara que habita Galicia, como comenta María Vidal, investigadora del departamento de Zooloxía da USC, que en los últimos días estuvo en los arenales de la comarca en los que suele criar esta especie. Este año, «el principal problema en la fase reproductora, que empezó pronto, fueron las bajas temperaturas y las lluvias intensas, que provocaron el fracaso de bastantes nidos y familias recién nacidas». Aún así, la investigadora señala que «ya hay pollos en las playas», y a pesar de que se comenzará la segunda fase «un poco flojos», se espera que «el tiempo se estabilice» y mejore la situación.

Pero, en ese momento, también llegarán más bañistas a los arenales y habrá que ver cómo afectan a las aves. Vidal destaca la «enorme vigilancia que se lleva a cabo para proteger los nidos». Actualmente, «la zona con mayor tamaño de población es el parque natural» y se está detectando en las últimas semanas «mucho movimiento de ejemplares entre las playas, ya que ponen varios nidos y cuando fracasa uno se mueven».

En diversos arenales

La píllara tiene muchos puntos en los que intenta criar en la comarca. El parque natural de Corrubedo es quizás el más importante, pero también los arenales de Aguieira, Queiruga, Río Sieira, Xuño, Espiñeirido, Balieiros y Coroso pueden contar con ejemplares.

Más raro es que visiten los de Aguiño o la playa de O Castro. «En A Corna hubo intentos a principios de temporada, pero llegó la Semana Santa y la aparición de gente provocó que la píllara se moviese. Hace tiempo que solo hay una pareja», comenta María Vidal. También de forma muy ocasional utilizan Carragueiros, pero «hasta el momento no se han detectado nidos allí y sería extraño que fueran ahora».

En este sentido, la investigadora de la USC reconoce «que el factor humano tiene un gran impacto» a la hora de que los polluelos salgan adelante, a lo que se une la presencia de mascotas en ciertas zonas, que también suponen un gran peligro. Por otro lado, Vidal destaca que «los pollos en Coroso están de maravilla, crecen bien. Hay que agradecer a la empresa de limpieza y al Concello que, ya desde hace años, tengan interés en hacer bien el trabajo».

Diferencias con el 2020

El período de confinamiento dio más libertad a los animales y la píllara anidó en zonas en las que no solía hacerlo: «Por ejemplo, en Xuño lo hizo en la entrada mismo de la playa de As Furnas, algo que en una primavera normal no ocurriría porque siempre hay gente».

Sin embargo, las tareas de conservación son necesarias y no se pudieron llevar a cabo, por lo que «los depredadores naturales también campaban a sus anchas. Algún nido aguantó, pero nos abrieron las puertas y nos lanzamos como locos a los arenales». Por suerte, en ese momento también se reactivaron los trabajos para proteger a la píllara.

Destrozan una parcela a patadas en Xuño y se llevan los huevos

Recientemente se produjo un acto vandálico en Xuño, ya que «arrancaron una parcela a patadas y los huevos desaparecieron», explica María Vidal, quien asegura que esto supone «un disgusto más». No entiende este «ensañamiento» y recuerda que «hace unos años hubo otro episodio en Coroso, donde destrozaron cinco fincas». La investigadora del departamento de Zooloxía de la USC destaca que la píllara vive «en un hábitat complejo, porque está muy humanizado y las playas ya se usan todo el año». Lo necesario es «ser respetuosos con los ejemplares y las instalaciones de protección». Otro problema son los animales domésticos que los dueños sueltan en los arenales: «Aunque la normativa diga que tienen que ir atados, los sueltan y pueden ocasionar un gran daño a los pollos, que necesitan unos 30 días para poder volar».