Absuelto un taxista de Ribeira acusado de apropiarse del dinero de un compañero desaparecido

Ana Lorenzo Fernández
ana lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Imagen de archivo de un taxi
Imagen de archivo de un taxi CARMELA QUEIJEIRO

El amigo se fue a vivir a Brasil y perdió el contacto con la familia, pero continuó pagando una deuda que tenía con el imputado

27 may 2021 . Actualizado a las 20:37 h.

Cambiar de vida y marcharse a Brasil. Esa fue la decisión que tomó un vecino de Boiro que, en diciembre del 2008, vendió su casa y se subió a un avión para tomar un nuevo rumbo al otro lado del Atlántico. Tanto quiso olvidarse del pasado que, un año después de partir, se despedía por carta de su familia y no volvió a dar señales de vida, por lo que un juzgado lo declaraba oficialmente ausente en el 2013. Sin embargo, esta supuesta desaparición ha traído más de un quebradero de cabeza a su antiguo compañero de taxi, puesto que fue acusado de los delitos de estafa, falsificación de documento mercantil y usurpación del estado civil por los que se enfrentaba a penas de hasta 12 años y medio de cárcel, y el pago de cerca de 75.000 euros. Un juez acaba de absolverlo de todos los cargos al entender que el dinero que estuvo percibiendo de su amigo formaba parte de una deuda contraída antes de su marcha y que quedó documentada con un contrato entre ambos.

Según quedó probado en el juicio, el desaparecido destrozó el coche que usaba para trabajar en un accidente de tráfico cuando todavía no había acabado de pagarlo, por lo que tuvo que adquirir otro. Luego perdió la licencia y comenzó a trabajar como asalariado para el imputado conduciendo su taxi por las noches en Ribeira hasta que sufrió un siniestro. Entre unas cosas y otras, le debía unos 40.000 euros, puesto que durante su supuesta ausencia fue este último quien abonó mensualmente los plazos de los 33.000 euros que le faltaban por pagar del crédito que tenía con el banco, además de otras facturas por valor de 7.000 euros.

Transferencias

Ajenos a todos estos tejemanejes, los familiares comienzan a sospechar que algo raro pasaba, puesto que, aunque no tenían noticias del paradero de su pariente, entre agosto y septiembre del 2009 se producen desde una cuenta a nombre del desaparecido 21 transferencias a favor de la mujer del acusado por un importe de 19.800 euros, y desde marzo del 2010 a octubre del 2013 se contabilizan otra veintena de pagos por un valor de 18.000 euros, por lo que creyeron que el imputado había suplantado su identidad para hacerse con el dinero. «La cantidad global recibida de este modo por el acusado desde la cuenta de la presunta víctima es de 37.820 euros, que según el imputado era análogo o igual a la que le adeudaba», se apunta en el fallo, donde se da por verídico el testimonio del procesado, que fue defendido por el letrado Borja Vales, del Laterna Abogados.

Entre las pruebas que se aportaron en la vista oral también está el testimonio de un empleado del banco en el que tenía una cuenta el desaparecido, y con el que se puso en contacto cuando en el 2013 fue declarado oficialmente ausente y su familia se la bloqueó. Según relató, la supuesta víctima le envió varios correos electrónicos para saber por qué no podía acceder a su dinero, por lo que le llamó al número de teléfono de contacto y este le aportó una serie de datos identificativos -que el testigo solicitó con mayor extensión de lo normal dado la particularidad del caso- y que resultaron coherentes con la información oficial del titular.