Cuando pusieron ante él a una mujer acusada de adulterio, Jesús replicó esa frase que ha trascendido la religión para convertirse en cultura popular: «Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra». Según la ley imperante, tenía que morir apedreada. Pero nadie se atrevió a hacerlo.
Si he pensado en esa frase es por la cantidad de barbanzanos que viven más allá del Padornelo que han venido a casa a pasar las vacaciones con sus familias. Me comentaba un buen amigo que trabaja en hostelería que escuchó excusas de todo tipo, desde citas para ver al fisioterapeuta a justificantes sin pies ni cabeza. Ninguno se escondió en casa. Solo hacía falta tomarse un café en Corrubedo y escuchar los acentos.
Pero no seré yo el que los acuse de nada. En el sinsentido de este interminable año, ¿quién está en disposición de recriminar nada a nadie? ¿Quién lanza la primera piedra? ¿Quién aguantaría el escrutinio público las 24 horas del día? Como escribe Houllebecq en sus Partículas Elementales, la gente siempre se muestra muy digna, pero cuando sale en televisión. Ahora también ocurre en las redes sociales, donde se pueden leer muchas críticas, pero ningún fe de erratas. Como reza un refrán de la alta sociedad británica: «No hay nadie ante quien sea más difícil mostrarse como un gran hombre que ante la criada de la casa». Podemos engañar a mucha gente, pero no a los que tenemos más cerca.
Harina de otro costal es la política europea de vacunación. ¿Alguien cree todavía que alcanzaremos el 70 % de vacunados antes del verano? Ese sí que es el gran sinsentido de este 2021.