Una historia de amor de película que quedó grabada en Barbanza

Ana Lorenzo Fernández
ana lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Dos placas en Cabío y O Touro recuerdan el momento de la pedida de mano y de la boda de Richard Sánchez y Raquel Fernández

21 mar 2021 . Actualizado a las 10:53 h.

¿Quiénes son Raquel y Richard? ¿Y por qué hay una placa con sus nombres en los paseos de Cabío y O Touro? Esas son las preguntas que se hacen muchas de las personas que caminan por estos entornos naturales, y que sienten curiosidad por conocer la historia de esta pareja que quiso dejar una huella de su amor en dos rincones de Barbanza que marcaron su relación.

Los caminos de estos dos vecinos de Ribeira tardaron demasiado tiempo en cruzarse, porque Richard Sánchez nació en Argentina y hasta el año 1976 no se estableció con sus padres en Madrid, donde residió más de veinte años. «En verano veníamos a Castiñeiras y luego ya compramos una casa en Aguiño. Cuando nos trasladamos a vivir a Vigo sí que ya pasábamos aquí todos los fines de semana». Sin embargo, aunque a Raquel Fernández la conocía de vista por coincidir los domingos en la iglesia evangelista, «nunca se dio la oportunidad de acercarnos». No fue hasta hace unos cuatro años cuando comenzaron a entablar relación y a pasar más tiempo juntos, aunque al principio ninguno pensaba que esto podría acabar en boda.

«A mí me caía bien Richard, pero yo no sentía nada por él. Sin embargo, un día, no sé por qué, se me ocurrió regalarle ropa porque había sido su cumpleaños. No acerté ninguna talla», recuerda Raquel, que comenzó a darle vueltas a la cabeza sobre qué sentimientos tenía hacía él. Lo mismo le ocurrió a Richard: «Yo llevaba tiempo pensando en ella, pero lo que pasaba es que yo conocía la historia de compañeros que habían tenido malas experiencias con sus parejas y yo no quería que me pasara eso. Siempre me puse como meta que si no era capaz de hacer feliz a una mujer no me iba a casar».

Pero todos esos temores se fueron disipando a medida que conocía mejor a Raquel, y poco a poco se dio de cuenta de que se estaba enamorando de ella, «así que me dije que a esta chica no la hay que dejar escapar». Su noviazgo apenas duró seis meses, «porque con 53 años las relaciones no son iguales que cuando eres más joven. Cuando la invité a salir, tenía claro que deseaba que ella fuera mi compañera para siempre».

Placa del paseo de Cabío en A Pobra
Placa del paseo de Cabío en A Pobra MARCOS CREO

La declaración

Así que llegó el día en el que Richard se declaró. A ellos les gustaba mucho pasear por entornos naturales y estaban caminando por el paseo pobrense de Cabío cuando hizo la petición de mano. «Yo llevaba tiempo pensándolo y, cuando llegamos a ese lugar, creí que era la situación perfecta», recuerda el ribeirense, que quiso que ese momento pasara a la posteridad. Para ello elaboró una placa que colocó en este enclave de A Pobra y en la que grabó: «Cielo, tierra y mar. Testigos son de nuestro amor. Aquí arrancaste de mí un te quiero, aquí de mil besos fue el primero. Y aquí, melodía de tus labios sonó para mí aquel ‘sí quiero'». Y justo la fue a poner en una fecha muy señalada: el día de su enlace: «Se levantó ese día a las seis de la mañana para ir a colocarla y yo no entendía nada», apunta ella, que quedó encantada con este regalo de boda.

Así que, al año de casados, Richard volvió a repetir la experiencia y diseñó otro recordatorio -con poema elaborado por él y escudo de Ribeira incluido- que estampó en el paseo de O Touro de Ribeira, y que acaba de reponer hace unos días porque «como hay gente que no tiene nada que hacer, algún gracioso la rayó».

La pareja ribeirense acaba de celebrar su tercer aniversario de boda, y Richard confiesa «que han sido como tres días, yo estoy viviendo una constante luna de miel. Además, han cambiado muchas cosas desde que nos casamos, y aunque no suene bien, para nosotros la pandemia fue como una bendición, porque implicó poder pasar mucho más tiempo juntos y hacer más cosas». Ambos esperan que esto no cambié nunca, «porque aunque las cosas vinieron cuando vinieron, estamos muy felices».