El nombre de un niño de Ribeira viaja hasta Marte con la NASA

María Xosé Blanco Giráldez
M. x. Blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

marcos creo

Fue incluido en un chip de silicio dentro el Perseverance, el vehículo robótico que inspecciona la superficie del planeta rojo

20 feb 2021 . Actualizado a las 18:44 h.

Hay regalos que son para toda la vida. Eso podría decirse del presente que Rafael Abia le ha hecho a su hijo, llamado también Rafael. Consiguió que el nombre del pequeño, de 6 años, viajara nada menos que a Marte dentro del rover Perseverance, un vehículo robótico que ya está inspeccionando la superficie del planeta rojo.

Rafael padre sigue desde hace años todas las informaciones relativas a los viajes espaciales. Fue así como se enteró de que la NASA abría, en su misión Mars 2020, la posibilidad de que el público se sumara a la experiencia. A los estudiantes de Estados Unidos les brindó la posibilidad de elegir el nombre del vehículo y fue un chaval de Virginia el que lo bautizó como perseverancia, y a los ciudadanos de todo el mundo les ofreció enviar sus nombres dentro del rover: «Me hacía mucha ilusión participar, así que inscribí a mi hijo».

Y la respuesta le llegó en forma de correo electrónico, en el que la NASA no solo le confirmaba que su solicitud había sido aceptada, sino que le remitía un pase de a bordo, una especie de billete de avión que, en este caso, tenía Marte como destino. Junto al nombre del pequeño Rafael viajan, en un chip de silicio que fue introducido dentro del Perseverance, otros diez millones de apelativos correspondientes a personas de todo el mundo.

Ni qué decir tiene que en el piso de la avenida de A Coruña ribeirense donde reside la familia Abia, la misión Mars se sigue con especial interés desde que comenzó, el 30 de julio del año pasado, día en el que el Perseverance fue lanzado. Su llegada tuvo lugar a última hora de la tarde del jueves y, como no podía ser de otra forma, los Abia no se perdieron ni un solo detalle, pues existía la posibilidad de seguir el aterrizaje en directo a través de varias plataformas de Internet.

Sueño cumplido

Si todo sale según lo previsto, el rover estará una temporada explorando el cráter Jezero del planeta rojo. Para ello, lleva a bordo 23 cámaras y dos micrófonos. Contará con la ayuda del helicóptero Ingenuity, que hará de avanzadilla y ayudará a planificar la ruta del vehículo robótico.

Una vez concluya su misión en Marte, el Perseverance no regresará a la Tierra. «De alguna forma, mi hijo ha viajado a Marte y su nombre quedará allí para siempre, porque cuando acabe su período de vida útil, el rover se quedará allí para siempre», explicaba con orgullo Rafael padre.

Para él, la experiencia que está viviendo es un sueño cumplido, pues la afición por el espacio le viene de mucho tiempo atrás: «Siento una gran curiosidad por todo lo relacionado con la historia de nuestro planeta y, por lo tanto, de la galaxia. De ahí que tenga mucho interés por conocer todo lo que se va descubriendo al respecto».

Y Rafael Abia le transmite esa pasión a su hijo, con el que incluso realizó un montaje fotográfico sobre la misión Mars que el pequeño llevó a su colegio, en Palmeira.

«Me hizo más ilusión a mí que a mi hijo. Es un gran orgullo»

A sus 6 años, el pequeño Rafael no es plenamente consciente del significado que tiene ese documento que sostiene entre las manos y que certifica que su nombre está en Marte a bordo del Perseverance. Por eso, su padre reconoce que fue él quien más se alegró con la noticia: «Me hizo más ilusión a mí que a mi hijo. Es un gran orgullo». Eso sí, está convencido de que, con el tiempo, el chiquillo le conceda al obsequio el valor que tiene: «Es un regalo que le quedará ahí para toda la vida».

Los Abia disfrutan de esta experiencia desde la que hace cinco años es su residencia, Ribeira. Rafael es originario de Albacete y su mujer, Raquel Rubio, de Ferrol. El pequeño de la familia nació en Barcelona, pero la crisis económica llevó a la familia a trasladarse a Galicia en el 2016 en busca de una nueva oportunidad. Y todo indica que la encontraron: «Aquí estamos muy contentos, es una tierra maravillosa», explica el progenitor, que estos días tiene la vista puesta mucho más lejos, en Marte.