Las persistentes precipitaciones de las últimas semanas ofrecen una imagen espectacular de las cascadas

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez RIBEIRA

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Desde Toxosoutos a Cadarnoxo, hay múltiples saltos de agua para empaparse de naturaleza

13 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La sucesión de borrascas que han barrido Barbanza en las últimas semanas es también una oportunidad para ver en todo su esplendor algunos de los rincones naturales de la comarca más espectaculares: las cascadas. Muchas de ellas son frecuentadas en los meses de calor por los bañistas, pero es ahora, en medio de uno de los inviernos más lluviosos de la última década, cuando los saltos de agua de los ríos barbanzanos ofrecen su imagen más espectacular.

El monasterio de Toxosoutos es una parada obligada dentro del recorrido por los puntos clave de la comarca, y no son pocos los que aprovechan para visitarlo precisamente ahora, cuando el río está más caudaloso y la cascada que hay a solo unos metros del convento derrama el agua con toda su fuerza.

MARCOS CREO

Espectacular es también la estampa que ofrecen los 50 metros de caída de la cascada de Cadarnoxo, en Boiro. Pese a estar en plena sierra de Barbanza, llegar a ella es relativamente sencillo. En Moimenta hay que tomar la carretera que lleva a la cima del Iroite, y en el camino un indicador muestra el desvío hasta la abrupta pared rocosa por la que desciende el cauce del río en un salto que cada vez atrae a más visitantes.

Una veintena

Sin embargo, cuando se habla de saltos de agua, el mayor atractivo se encuentra en Mazaricos, un municipio que acumula en sus diferentes cauces una veintena de rápidos y cascadas sobresalientes. Destacan las de Vioxo o Santa Leocadia, ambas emplazadas a poca distancia del núcleo de Pino de Val, o la de Nuveira, en la parroquia de Arcos y fácilmente accesible en coche.

Otras están más escondidas, como la de A Manda o la de Gosolfre, con diferencia la de mayor altura del municipio y una de las menos conocidas, que se encuentra en medio de una frondosa carballeira en Chacín.

El recorrido por los saltos de agua del territorio barbanzano finaliza en el cauce del río Sieira, que en su recorrido hacia la desembocadura en la playa de Xuño traza numerosos rápidos y caídas entre los que destacan los 15 metros de desnivel de la cascada de Ribasieira.