«Nunca tanto marisco vendera para conxelar para as festas de Nadal coma nestas semanas»

Las fiestas de Navidad ya están a la vuelta de la esquina, aunque estas celebraciones serán muy distintas a las anteriores. La pandemia ha revolucionado y cambiado las costumbres de los barbanzanos. «Sentidiño» es una de las palabras más repetidas, y a la que se aferran muchos para vivir en condiciones las fechas más entrañables, que, por otra parte, son las únicas en las que muchas personas pueden reunirse con la familia. Sin embargo, esta vez las típicas cenas y comidas penden de un hilo por las restricciones que, entre otras cosas, limitan el número de comensales. Con todo, con más o menos gente, lo que no faltará en las mesas de los hogares barbanzanos será el marisco, y muchos ya se han estado aprovisionando.

No es algo nuevo, desde hace años los consumidores compran con antelación los productos del mar para congelarlos. El motivo no es otro que el de ahorrar un puñado de euros, pues unas semanas antes de las fiestas, los precios son más bajos que en las vísperas de las celebraciones, en algunos casos, bastante.

Por esta razón, los vendedores de pescados y mariscos tienen con bastante antelación numerosos encargos y peticiones de productos. Es el caso del boirense Francisco Vázquez, que regenta un puesto en la plaza de abastos. El empresario reconoce que está trabajando muy bien con esta venta anticipada: «Nunca tanto marisco vendera para conxelar para as festas do Nadal coma nestas estas semanas». Y es que los precios «ata o de agora están cómodos, pero nos próximos días vai subir o consumo e tamén as cotizacións». También reconoció que en noviembre «vendeuse moito».

Uno de los mariscos más buscados estos días es la centolla. Vázquez señala que se estuvo pagando entre los 15 y 30 euros. La nécora de la ría ronda los 40 euros y el camarón grande alcanza los 90. «Nas festas, o centolo chegará a 40 ou 50 euros. Pódense aforrar uns 20 euros en quilo. O sábado vendín uns 150 quilos para conxelar», cuenta.

Pocas encargas

Rosa Blanco, de Pescados Marcela, de Noia, dice que por el momento no están vendiendo tanto como esperaban: «Está a ser un ano raro. A xente non compra para meter no conxelador coma outras veces. Nós temos poucas encargas polo momento, e aínda por enriba os prezos son máis elevados que o ano pasado. Creo que a xente está a esperar á última hora».

La responsable de Pescados Carreño, de Rianxo, indica que en esta ocasión tienen menos demanda que hace 12 meses, pero «non nos podemos queixar».

En la pescadería ribeirense Cipri y Bea confirman que tienen menos ventas de este tipo de productos para congelar que en las fiestas anteriores. Según apuntan, «falta a xente de fóra, e tamén están á expectativa para ver como vai a pandemia». Eso sí, reconocieron que en Ribeira «conxélase todo, ata o percebe».

El vendedor ambulante de Outes, José Manuel Núñez, explica que sus clientes «practicamente xa compraron para as festas. Eu tiven máis ou menos os mesmos encargos que sempre. O que máis vendemos ao principio foi a centola, que custaba entre 8 e 15 euros o quilo», subrayó.

El crustáceo también es el producto estrella del puesto de venta de pescados Alfonso, de Boiro: «Estamos a despachar moito, máis que outros anos».

Pero en esta ocasión, el principal cambio que apunta este vendedor es que la mayoría de los encargos pertenecen a gente de la localidad, cuando en las Navidades anteriores «a maioría dos pedidos eran de fóra». La pandemia y las restricciones provocaron que «ata o de agora non viñeran os clientes de Madrid, de Ourense e de outros puntos de España que teñen casa aquí. A ver se veñen para a ponte».

30 €

Centolla

La más cara que se pagó esta semana en un puesto del mercado de Boiro

90 €

Camarón

Precio máximo que alcanza el más grande en algunas plazas de la comarca

40 €

Nécora

Es la cotización de las piezas de mayor tamaño capturadas en la ría

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