La ventana románica de la capilla está muy deteriorada tras años lanzándole piedras
30 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Hay tradiciones que permanecen inalterables durante siglos, y otras que van cambiando tanto que ya poco tienen que ver con el ritual original. La famosa romería que se celebra en el monte de Santo Alberte de Ribeira es un buen ejemplo de esta evolución que, según algunos expertos, está poniendo en peligro uno de los pocos símbolos románicos que se conservan en la comarca de Barbanza.
El rito del «cambio de teja» se comenzó a realizar en esta ermita hace siglos, y era una celebración en la que participaban las esposas de los marineros con la intención de que sus maridos regresaran cuanto antes a tierra sanos y salvos. Como explica el arqueólogo y escritor Domingo Regueira, las mujeres «movían unha tella que había dentro da capela e pasábana de norte para o sur, ou á inversa, co fin de que os ventos favorecesen a entrada dos barcos cando viñan de longas travesías».
Con el paso del tiempo se mantuvo un elemento de esa tradición -la teja-, pero desde hace décadas el objetivo es otro: buscar marido. Para ello, en el día de San Alberto hay que tirar una de estas piezas de cerámica y lograr que quede dentro de una ventana ciega que hay en la parte de atrás de la capilla. Aunque la romería que se celebra cada mes de abril ha perdido muchos devotos, el lanzamiento de piedras contra esta pared ha causado un grave daño a esta parte del templo religioso.
El presidente de la asociación cultural Barbantia, Manuel Cartea, denuncia el grave atentado que se está cometiendo contra esta pieza del patrimonio barbanzano. «É a única ventá románica que se conserva na zona e está machacada de tantos golpes. Non cabe en ningunha cabeza estar botando pedras contra un monumento», afirmó el escritor, que pidió a la Consellería de Cultura que tome cartas en el asunto para impedir que se agrave todavía más su deterioro.
Pintadas
Otro de los elementos más característicos de este monte ribeirense es la gran piedra que está situada al lado de la capilla y que antiguamente también tuvo su particular ritual, puesto que las mujeres lo rodeaban en un sentido o en otro pidiéndole que intercediera por ellas. En los últimos tiempos, esta enorme mole se ha convertido en el particular lienzo en el que muchos han decidido dejar sus pintadas de amor, o incluso mensajes un poco subidos de tono.
También es importante el deterioro que sufre todo el entorno, donde es fácil encontrar restos de basura o conexiones eléctricas sin ninguna protección y que previsiblemente se usan para dar corriente a los puestos que participan en la tradicional romería. Además, el cartel informativo ha vivido épocas mejores y es imposible distinguir lo que allí se muestra.
Tampoco es buena la situación del tejado de la ermita de Santo Alberte, puesto que la mayoría de las tejas están movidas y es probable que dentro haya más de una gotera.