Los restaurantes barbanzanos, con la soga al cuello por el toque de queda

laura m. gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

La mayoría han ampliado su horario para compensar las posibles pérdidas

29 oct 2020 . Actualizado a las 11:10 h.

Con aforos reducidos a la mitad, mesas de no más de cinco personas y el invierno a la vuelta de la esquina, los restaurantes barbanzanos ya se preparaban para lo peor. Y lo peor ha llegado. Sin casi tiempo para adaptarse a las restricciones impuestas por Sanidade el pasado miércoles, que devolvían a la fase 2 a toda la comunidad, el toque de queda en vigor desde el domingo les ha asestado el golpe definitivo. Los establecimientos hosteleros de la comarca se quedan ahora con la soga al cuello ante la obligatoriedad de cerrar sus cocinas antes de las 23.00 horas.

Esta medida ha llevado a muchos propietarios a tomar decisiones drásticas para capear el temporal, que van desde reducir el número de empleados hasta reestructurar su horario de atención, y no son pocos los que barajan la posibilidad de cancelar el servicio nocturno si la cosa no funciona. La cocina de la tapería ribeirense A Recoveira está ahora abierta durante toda la jornada y la pizarra donde ofrecen sus platos se ha adaptado para que los clientes tengan opciones más ligeras. «Estamos facendo cambios para adaptarnos á situación o mellor posible, pero tampouco sabemos se van funcionar ou non. Se a xente non sae da casa, non sei se servirán de moito», afirma el propietario, Daniel Torres.

En esta misma línea se manifiesta Antonio Alján, del ribeirense restaurante Alján: «Todo lo que estamos haciendo es dar palos de ciego».

Reducción de personal

En su caso, también ha decidido extender el horario de cocina del mediodía hasta la hora de cierre, pero ni con esas ha podido salvar todos los puestos de trabajo que daba su negocio. Tendrá que prescindir de dos camareros que tenía como refuerzo para las noches del fin de semana. «Las pérdidas del cierre a la una de la madrugada los pude asumir yo, pero con esta nueva restricción ya no nos dan las cuentas», explica Alján.

A Alberto Carou, propietario del restaurante O Curral do Marqués, situado en la parroquia rianxeira de Taragoña, el toque de queda lo pilló estrenando el sistema de cenas por turnos: uno de 20.00 a 21.30 horas, y otro de 21.45 a 23.30 horas. «Estamos contentos coa acollida que tivo. O sábado cubrimos a metade das mesas da primeira quenda e enchemos a segunda», cuenta el rianxeiro.

La idea es mantenerlo, adelantándolo una hora más, pero ni así ve con mayor optimismo el futuro del sector. Con menos facturación y menos comensales, lo primero que peligra, de nuevo, son los puestos de trabajo. Carou tiene siete personas en plantilla, pero asegura que con cuatro sería suficiente para atender la demanda actual. «É complicado seguir os mesmos nesta situación. Agora temos unha soga ao pescozo», explica Carou.

Olaya Rial, A Cabaña: «Veremos ata que punto compensa abrir polas noites»

El restaurante A Cabaña de Ribeira abrió el pasado mes de julio. El estado de alarma pilló a su propietaria, Olaya Rial, con la reforma a punto de finalizar, por lo que todavía no sabe lo que es funcionar con normalidad. «Durante o verán traballamos máis ou menos, pero agora a cousa está moito peor», afirma. Cuenta con cinco trabajadores y, aunque aún no ha tomado ninguna decisión definitiva al respecto, no confía en poder sostener a tantos empleados si la situación se mantiene. Incluso se plantea un cierre nocturno: «Veremos ata que punto compensa abrir polas noites». Valorará hacer cambios al final de esta semana.

Eloy Fernández, A Gaivotiña: «Fixemos cambios, pero non todo depende de nós»

Eloy Fernández, de A Gaivotiña de Muros, ha hecho todo lo que estaba en su mano para intentar remontar la situación, desde eliminar el descanso entre las comidas y las cenas a adelantar el horario de estas últimas para no perder a sus clientes nocturnos. «Fixemos cambios, pero non todo depende de nós. Quen vai cear ás oito, se a esa hora aínda está saíndo de traballar?», explica. Y es que, para el muradano, las costumbres de los comensales son determinantes, y esas no se cambian de un día para otro ni a pesar de un toque de queda: «Traballaremos ao día. Se a xente non vén, pois xa teremos que buscar un plan B», afirma.

Francisco Rebollido, Don Paquito: «Imos probar, pero as expectativas non son moi boas»

Al igual que sucede en otros establecimientos hosteleros de la comarca, las cenas y mantener todos los puestos de trabajo también son los caballos de batalla de Francisco Rebollido, al frente del restaurante boirense Don Paquito. «Se pechamos ás 23.00 horas, pouco tempo vai dar para servir ceas. E que fago eu agora cos dous camareiros que teño pola noite?», se pregunta. El toque de queda pone en riesgo la viabilidad de este servicio y el propietario incluso se plantea dejar de ofrecerlo: «Imos probar ata final de mes, pero as expectativas non son moi boas. Moito me temo que non vai dar nin para que vala a pena abrir a porta».

Nacho Rodríguez, A Barbecho: «O servizo de ceas como o coñeciamos xa está morto»

Con un servicio de cocina ininterrumpido desde las 13.00 hasta las 22.30 horas, el restaurante A Barbecho, de Palmeira, espera poder suplir las pérdidas que, aseguran, va a acarrear el toque de queda a los establecimientos hosteleros. «O servizo de ceas tal e como o coñeciamos ata o de agora, ata altas horas e con sobremesa, xa está morto», afirma el dueño, Nacho Rodríguez. Por eso, ha transformado su carta para apostar por opciones más orientadas al picoteo y para compartir con otros comensales. «Prescindimos das grandes carnes ou pescados, para decantarnos máis por pratos que son máis merendas que ceas», explica el ribeirense.