El inicio de la campaña de caza menor pincha en los montes de Barbanza

S. Gómez / x. r. Alvite RIBEIRA, MAZARICOS / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Los aficionados aseguran que los trabajos de repoblación no han tenido éxito

19 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las previsiones que auguraban una pobre campaña de caza menor se confirmaron ayer en los montes barbanzanos. Escasas piezas de conejo, y alguna más de perdiz, fue lo que se encontraron unos aficionados que ven como esta disciplina pierde fuelle año tras año. Algunos lo achacan a la presencia de enfermedades como la mixomatosis, mientras que otros aseguran que la inserción de especies foráneas no está funcionando, de ahí la alta mortalidad de los animales.

«Desta volta en Porto do Son soltamos 1.500 coellos, e en Ribeira, onde tamén son socio, invertéronse máis de 17.000 euros en repoboar os montes, pero vemos que non hai resultados», afirma José Vila Lema, Jasiño, miembro de la Sociedad de Caza de Porto do Son. Ayer subió al monte con una cuadrilla de otros tres hombres. Explica que estuvieron por Cabrais, «pero só collemos un coello».

Los aficionados explican que el tiempo tampoco acompañó, ya que los animales son poco amigos del viento y la lluvia. Lo que todos esperan para esta campaña de caza menor, que se alargará hasta el 6 de enero, es que la perdiz salve el año. «Estase adaptando moi ben aos montes de Barbanza», afirma Jasiño.

En Mazaricos, Ramón Paz, directivo de la Sociedade de Pesca e Caza O Halcón, confirma que lo ocurrido en los municipios vecinos no difiere de la situación del territorio en el que se mueven: «Hai pouca cousa. Lebre algunha, pero coello nada. Cada ano vai a menos. Por moito que se intente repoboar, parece que sempre é pouco».

El jabalí

Mientras la caza menor languidece, los aficionados reconocen que la población de jabalí sigue creciendo. «Intentamos controlar a poboación. Se deixamos un ano de cazar dispararíase. O ano pasado collemos uns 40, entre os que había 16 femias», afirma Jasiño, que confirma que en estas fechas no se están viendo muchos ejemplares en fincas de agricultores o en los cascos urbanos porque cuentan con bellotas y castañas en los montes: «Se teñen onde comer non adoitan moverse moito. Pero é unha especie que abunda. Agora que os montes están abandonados e adáptase moi ben. Está no seu medio favorito e crían á perfección». Aunque la caza mayor aguanta, el colectivo sabe que la poca presencia de conejo acabará por echar por tierra la temporada de la menor. «A xente vai abandonando se sobes ao monte e ao final non atopas nada», afirma Jasiño.

Además de la falta de presas, otro de los problemas a los que se enfrenta esta disciplina es a la mala imagen que se ha granjeado. Los cazadores insisten en que son claves para controlar la población de los animales del monte, más todavía con el abandono del rural. Y también que son ellos quienes repueblan y cuidan del entorno.