Cerca de 30.000 vecinos de Barbanza ingresan menos de 750 euros al mes

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. ALVITE MAZARICOS / CORRESPONSAL

BARBANZA

SANDRA ALONSO

Unos 35.000 barbanzanos perciben prestaciones públicas que se hacen más patentes en las zonas más despobladas

20 sep 2020 . Actualizado a las 14:29 h.

Aunque el salario mínimo está establecido en 950 euros y la pensión media en Galicia supera ligeramente los 970, un buen número de barbanzanos se ven obligados a subsistir con bastante menos dinero. Son, en concreto, 27.863 los vecinos de la zona que no tienen ingresos superiores a los 750 euros mensuales. Se trata de una cuarta parte de la población total de la zona; y son, en su mayor parte, jubilados que reciben pensiones reducidas, pero también gente bastante más joven que cobra diferentes prestaciones públicas derivadas de enfermedades graves.

En este grupo también se incluyen a los perceptores de la Risga (Renta de Integración Social de Galicia), a los que se benefician de ayudas derivadas de su situación de exclusión social o incluso a los escasos barbanzanos que reciben el ingreso mínimo vital.

En total, hay más de 2.000 vecinos de la comarca que obtienen cantidades que difícilmente alcanzan la mitad del salario mínimo y que oscilan entre los 403 y los 470 euros, siempre en función de si el beneficiario vive solo o tiene familiares o descendientes a su cargo.

Pensiones bajas

Tampoco es que sean muchos mayores los ingresos que reciben aquellos pensionistas que han cotizado durante toda su vida laboral y que, superados como mínimo los 65 años, optan por acogerse a una prestación social. El caso más evidente es el de los jubilados del sector agrícola que reciben una pensión media de 690 euros y que ascienden a más de 2.500 personas residentes, de forma principal, en los municipios de Mazaricos, Outes y Lousame.

Por su parte, para encontrar las mejores pensiones del área barbanzana hay que ir a A Pobra o Ribeira donde se sitúan en 1.015 y 980 euros, respectivamente.

La justificación a estas diferencias hay que buscarla en las actividades económicas que llevaron a cabo durante la vida laboral y, por supuesto, en las bases de cotización. En este sentido, los regímenes especiales del campo y el mar facilitan la cobertura sanitaria y de accidentes a los trabajadores con pequeñas cuotas que, sin embargo, también generan pensiones con importes reducidos. Al contrario de lo que sucede con la industria o los servicios que detraen más de las nóminas de sus trabajadores, pero también les garantizan mejores prestaciones una vez de jubilan.

Dependencia

Pese a lo escasa que puede resultar su cuantía, lo cierto es que cada vez más hogares barbanzanos dependen de las prestaciones públicas para llegar a fin de mes. Uno de cada tres euros que ingresan las familias de la zona proviene de pensiones de jubilación o invalidez. A día de hoy, más de 35.000 barbanzanos reciben dinero público por estos conceptos, lo que en el conjunto de la comarca supone un volumen de ingresos anual próximo a los 500 millones. Esta cifra tan cuantiosa cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta, por ejemplo, que el dinero de los asalariados apenas sobrepasa los 910 millones.

Es en los municipios que más han sufrido la pérdida y el envejecimiento de la población donde este dinero público tiene también una mayor representatividad sobre los ingresos totales de sus vecinos. Es el caso de Carnota, Lousame, Mazaricos y Outes, cuyas familias tienen en el dinero procedente de las prestaciones sociales más del 40 % del total disponible para gastar.

En el lado opuesto se encuentran los ayuntamientos de Boiro y de Ribeira, donde las pensiones representan apenas una cuarta parte de los recursos dinerarios de su vecindario.

Manuel José Caamaño: «Cobrando 700 euros non se poden estirar moito os pés»

Hace apenas un año que está jubilado tras pasar toda su vida trabajando en el campo. Cobra 683 euros de pensión, una cantidad que considera muy reducida teniendo en cuenta lo mucho que se ha encarecido la vida en los últimos años.

 «Ao prezo que se puxeron as cousas, a pensión é practicamente unha miseria. Cobrando 700 euros non se poden estirar moito os pés, porque a manta rapidamente se queda pequena», comenta el mazaricano que reconoce haber cotizado casi 40 años en el régimen agrario. «O da agricultura foi sempre un engano. Case che venden o favor de que pagas pouco cada mes, pero, loxicamente, é a conta de malvivir cando es vello. Era mellor que daquela nos obrigaran a pagar algo máis e que agora puidésemos vivir unha xubilación algo máis desafogada».

 En este sentido, Manuel José Caamaño tampoco deja de comentar la situación actual del sector recordando con cierta sorna que, desde hace unos años, los agricultores y ganaderos ya son autónomos por lo que su contribución social ya ronda los 250 euros mensuales y que, sin embargo, es probable que no tengan asegurada su pensión. «Agora xa pagan como deben, o que non teño tan claro é que acaben cobrando. Polo que, vendo como están as cousas, igual nós ata somos uns afortunados coa miseria que nos dan».