Unidos por la historia de Corrubedo

Lucía Eiras / M. G. RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Los dos vecinos de la localidad presentaron su obra «Expediente Debonair», un trabajo de investigación sobre el naufragio que tuvo lugar en 1959 en A Ladeira

26 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado de los pueblos no tiene por qué caer en el olvido si en ellos hay personas como Fernando Vilariño y Francisco Sánchez, que llevan la curiosidad en el ADN. Natural de Monforte, Vilariño llegó a Corrubedo en 1975. Desde ese momento comenzó a interesarse por la historia de la localidad. «Gústame saber cousas de onde vivo. Son unha persoa sociable e cando cheguei ía preguntándolle á xente sobre o pobo», explica. Procedente de Corme, Sánchez estuvo 38 años de su vida en el GEAS y en la base coruñesa de la Cruz Roja. Al jubilarse se mudó a Corrubedo, la tierra de su mujer, donde habían comprado una casa. «Trabajaba en A Coruña y no podía vivir aquí, pero sabía que vendría cuando me retirase», comenta el coruñés.

Vilariño llevaba desde su llegada recopilando información sobre las curiosidades de la villa. «Acumulaba testemuños e fotos de diferentes cousas. Gustábame saber que comían, de que vivían as mulleres, vellos costumes...». En la localidad se ganó la fama de investigador aficionado, lo que lo llevó a contactar con Sánchez, que a su llegada a Corrubedo preguntó quién le podría dar información sobre las memorias del lugar: «Quería conocer qué tenía de particular el pueblo. Pregunté en un bar y me hablaron de Fernando».

Sánchez venía de A Coruña acostumbrado a recolectar datos, una afición que tuvo desde siempre: «Hice un libro gráfico sobre los 38 años que estuve en el GEAS, aunque de consumo interno. Además, siempre me gustó recopilar prensa», apunta Sánchez. Por eso, cuando supo de la existencia de Vilariño quiso conocerlo: «No tuvo ningún problema en cederme toda la documentación que tenía», apunta. Con esa información Sánchez tuvo la oportunidad de publicar dos obras sobre Corrubedo. Vilariño confiesa que él le cedió sus indagaciones encantado, pues su único objetivo es que no se pierda la historia.

Numerosa documentación

A fin de cuentas, los recuerdos siguen vivos gracias a quienes se preocupan por transmitirlos. Fue lo que quisieron hacer estos dos integrantes de la Asociación Corrubedo XI Séculos con la historia del Debonair, un yate que encalló en la playa de A Ladeira en 1959. Recopilaron anécdotas de los vecinos que ayudaron en el rescate, fotografías y cartas. «Teníamos información del Ayuntamiento de Ribeira y empezamos a tirar de ese hilo», manifiesta Sánchez. Con su empeño consiguió que la Cruz Roja le cediese el expediente completo de la concesión de la medalla de plata que la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos le otorgó al pueblo, la primera y única a título colectivo entregada en España. «Souben o da medalla e empecei a investigar. El conseguiu a documentación e eu pregunteille á xente, porque cada un ten o seu recordo», explica Vilariño. Logró también contactar con la familia de un abogado santiagués que tenía una gran cantidad de fotos y documentación nueva.

El año pasado se enteraron de que la nieta del matrimonio que naufragó iba a venir de intercambio a Vigo y se pusieron en contacto con ella para hacerle un homenaje. Como obsequio le entregaron un pequeño dosier con la documentación recogida durante todos estos años. Fue el impulso que necesitaban para consolidar un proyecto en el que llevaban pensando un tiempo: publicar un libro sobre el naufragio.

Finalmente escribieron Expediente Debonair, que presentaron este mes en la biblioteca de Ribeira, a la que cedieron dos ejemplares. «Non temos ningún problema en dar a información, o único que pretendemos con isto é que non se perda a historia dos pobos», insiste Vilariño.

A él siempre le gustó investigar: «Miña avoa de pequeno chamábame cachadiñeiros, porque sempre andaba buscando cousas e preguntando». En cambio, es una pasión que su compañero desarrolló más tarde: «Buscas una actividad que no sea tan exigente físicamente y a mí se me dio por esto». De una manera u otra, los dos artífices de este libro son ya historia de su pueblo al encargarse, precisamente, de que esta no desaparezca, pues «unha vila sen historia non é vila».