Condenados

Ana Gerpe Varela
Ana Gerpe EL BALCÓN

BARBANZA

20 ago 2020 . Actualizado a las 05:10 h.

Los locales de ocio nocturno estuvieron en el punto de mira desde el primer momento y, finalmente, han acabado condenados al cierre. Hosteleros de la comarca con años de experiencia en el sector reconocen que de noche es complicado hacer cumplir las normas y algunos hasta aseguraron estar aguardando el momento en el que iba a decretarse la paralización de la actividad.

Es evidente que hay empresarios del sector que solo piensan en hacer caja, a los que no les importa el cumplimiento de las normas. Sin embargo, tampoco faltan clientes a los que se les olvidó que el coronavirus no se marchó con el fin del estado de alarma. Entre unos y otros han propiciado una situación que perjudica a todos. Por una parte, a quienes tienen en la hostelería su medio de vida y ahora se ven abocados a un paro forzoso. Por otra, a aquellos que gustan de disfrutar de la noche y, ahora, no tienen donde hacerlo.

Seguro que para estos últimos fue divertido mientras duró, el problema es que favorecieron que durase poco.

Al margen de los desmanes nocturnos, incluso durante el día es posible ver conductas que en nada contribuyen a frenar la propagación del virus. Resulta preocupante observar las actitudes de grupos de jóvenes en calles de la comarca, que deben continuar pensando que son inmunes a la propagación del virus. Juntos, sentados o de pie sin guardar distancias de seguridad y con la mascarilla en la barbilla mientras navegan o mandan mensajes en el móvil.

Por su parte, tampoco muchos adultos son un prodigio de dar ejemplo. Entre unos y otros nos estamos condenando a un futuro incierto.