Santiago Llovo rescata la historia de la salazón en la villa sonense

Jose Manuel Jamardo Castro
j. m. jamardo RIBEIRA/LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

El escritor presentó la publicación «A salga no Son»

19 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La abundancia de sardina en las costas gallegas hace muchos años provocó la llegada masiva de empresarios catalanes que buscaban hacerse con este pescado para su comercialización. Así, se extendieron por numerosas localidades costeras en las que montaban sus fábricas de salazón para poder trasladarlas y venderlas más allá del Padornelo. Fue tan importante su implantación que todavía quedan vestigios de estas edificaciones a lo largo y ancho de la comarca.

El historiador y escritor Santiago Llovo Taboada es un gran conocedor de estas instalaciones y tiene publicados varios libros al respecto. Ayer presentó su nuevo volumen titulado A salga no Son. En el acto estuvo acompañado por el alcalde de la localidad, Luis Oujo; la responsable de la editorial Andavira, Lucila Ventoso; y la conselleira do Mar, Rosa Quintana.

Llovo explicó que esta publicación «é unha guía dos almacéns de salgado que houbo nesta localidade». En total catalogó 45, de los cuales la mayoría están situados en el casco urbano del municipio, donde detectó 27. También hizo mención a los que había en Portosín, localidad que prácticamente, «medrou da man da chegada dos empresarios cataláns que buscaban sitios case despoboados para non ter problemas cos veciños».

El libro incluye una amplia y variada serie de fotografías, algunas de ellas inéditas, así como la historia de muchas familias que después de asentarse por la zona, ya se quedaron. La conselleira do Mar en funciones, Rosa Quintana, ensalzó el compromiso de Llovo Taboada con la Galicia marinera y le agradeció «o seu constante labor para darlle dignidade ao mar da comunidade e empurrar cara arriba a autoestima do sector e do todo o que significa». Quintana dijo que los trabajos de Llovo son «obras de arte da etnografía galega».