Las residencias de Barbanza se pertrechan para hacer frente al repunte del covid-19

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CEDIDA

Salidas y visitas limitadas, controles de temperatura tres veces al día, hidrogeles y mascarillas son las armas para que los centros de mayores sigan libres del virus

19 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En la primera oleada de la pandemia, el coronavirus se cebó especialmente con las personas mayores, y centros como las residencias de ancianos concentraron decenas de positivos y muchas de las víctimas que no lograron superar la enfermedad. En aquel contexto, las instalaciones de Barbanza consiguieron, no sin un gran esfuerzo por parte de usuarios y trabajadores, mantenerse a salvo del covid-19, y ahora, ante el repunte de casos, se pertrechan de nuevo para ser de nuevo un búnker frente al virus.

«Estamos convivindo co covid-19, e iso significa vivir», explicaba el director de la residencia de mayores de A Pobra al preguntársele por la situación dentro del recinto. Eso no quiere decir, sin embargo, que no haya una serie de pautas, más allá de las impuestas por la propia Xunta limitando a una persona las visitas a los usuarios o restringiendo las salidas. De hecho, desde el fin del confinamiento se han mantenido medidas preventivas para evitar contagios, desde el uso de mascarillas a la desinfección constante: «Desde que entramos na nova normalidade existe un principio de precaución».

También en las otras dos residencias con plazas públicas de la comarca, las de Ribeira y Noia, gestionadas por DomusVi, se han mantenido alerta para continuar libres de covid-19. De momento, lo están consiguiendo, con armas que tratan de prevenir la entrada del virus y que aplican tanto los residentes como la plantilla que trabaja en ambos recintos, proveedores y personal externo.

En lo que respecta a los usuarios, se someten a controles de temperatura tres veces al día para la detección temprana de un posible síntoma de coronavirus. Los mayores alojados en las residencias solo pueden salir del inmueble por cuestiones imprescindibles y urgentes, como la realización de trámites legales o consultas médicas inaplazables. Además, para poder abandonar el recinto -para lo que se les facilitan mascarillas y gel- deben solicitarlo con 24 horas de antelación y cubrir un test de sintomatología a su regreso.

Control de las visitas

Desde la semana pasada, las visitas a todas las residencias de mayores están limitadas a un familiar por usuario. Además, en los dos centros que DomusVi gestiona en la comarca se realiza un control de las personas que acceden al recinto. Es necesario solicitar cita previa, con el objetivo de espaciarlas para evitar coincidencias, es obligatorio el uso de mascarillas y la desinfección de pies y manos y se toma la temperatura a las visitas, que deben rellenar un test de sintomatología para asegurar que no existen indicios de infección por covid y conocer cuáles han sido sus contactos recientes.

Asimismo, los encuentros entre los residentes y sus familiares se realizan en un espacio habilitado específicamente que garantiza intimidad y el distanciamiento social imprescindible para evitar posibles contagios. En el caso de Noia, estas visitas están limitadas a dos veces a la semana, mientras que en Ribeira, aunque no se ha establecido una restricción de días, lo habitual son dos.

Por último, se establecen también una serie de directrices, tanto para los trabajadores como para proveedores y otro personal externo, pasando por la toma de temperatura y un test de sintomatología a la entrada, hasta la obligación de presentar una PCR negativa a la vuelta de las vacaciones o en caso de nuevas contrataciones.

Un amplio abanico de medidas y restricciones que tienen como único objetivo continuar como residencias libres de covid-19.