Las estancias cortas merman el negocio del alquiler vacacional

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Los turistas prefieren hacer reservas de una semana, en lugar de 15 días o un mes

11 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis sanitaria también está teniendo efectos sobre una fuente de ingresos tradicional en la comarca como es la del alquiler vacacional. Cuando llegó la desescalada, muchas inmobiliarias se vieron sobrepasadas por la elevada demanda de casas o viviendas con terraza. Frente a los pequeños apartamentos que tanta salida tuvieron en el pasado, los veraneantes buscaban tras el confinamiento lugares espaciosos para olvidar las largas jornadas de encierro. Otro de los cambios experimentados afecta a las estancias. Las agencias de Barbanza consultadas coinciden en señalar que los clientes se decantan por períodos más cortos y que formalizan las reservas a última hora. Esto tiene una incidencia directa sobre el negocio del arrendamiento estival, que se está viendo mermado.

Manuel Mariño, propietario de un negocio emplazado en Portosín explica que dispone de media docena de apartamentos turísticos, de unos 50 metros cuadrados cada uno, que tienen un coste de diario de 75 euros. Comenta que, a diferencia de otros veranos, «los turistas reservan durante menos jornadas. De hecho, tenemos días con alojamientos disponibles». Manifiesta que eso no sucedía anteriormente, cuando para el mes de agosto estaba todo completo y, además, con mucha antelación.

También confirma que ha tenido cancelaciones, pero descarta que hayan sido motivadas por los rebrotes del covid que se están produciendo: «Todos los años se produce alguna».

Frente a los alquileres por dos semanas o un mes que eran los predominantes en la comarca, ahora muchos de los que eligen Barbanza para disfrutar de sus vacaciones quieren reservas de cinco o siete días. Se trata de un cambio de modelo que muchos propietarios no están dispuestos a aceptar.

En una agencia de A Pobra, Carmela Creo comenta que los dueños de las viviendas descartan los períodos inferiores a 15 días: «Consideran que las estancias cortas suponen mayores complicaciones y desembolsos económicos, porque cada vez que se marcha un inquilino hay que adecuar el inmueble».

Reconoce que este cambio de dinámicas constituye una dificultad que afecta también al volumen de negocio, entre otras cosas porque la incertidumbre sobre la ocupación es mayor.

Según la información expresada por profesionales de diversas agencias, el nivel de ocupación en el mes de julio fue bajo y aunque en agosto ha repuntado, la mayoría coinciden en afirmar que la crisis sanitaria pasa factura porque la demanda se ha visto resentida.

Clientela nacional

En cuanto a los turistas que alquilan pisos en la comarca, la mayoría proceden de distintos puntos del territorio español. Los arrendamientos a ciudadanos extranjeros son un porcentaje muy pequeño del volumen de actividad de las agencias.

Madrileños, catalanes y vascos son los principales clientes, según indican en las inmobiliarias. Sin embargo, también precisan que las reservas por parte de residentes en Galicia han experimentado un importante crecimiento.

La agente inmobiliaria pobrense Áurea Pouso asegura: «Nunca había tenido tantos turistas gallegos». Al igual que las responsables de otras agencias, subraya que las reservas oscilan entre los cinco y siete días.

A la hora de analizar los motivos de la reducción del tiempo de vacaciones, algunos profesionales consultados indican que puede deberse a la incertidumbre económica. Otros, por el contrario, comentan que la gente teme pasar demasiado tiempo alejada de su residencia habitual.

«Hai propietarios que cambiaron ao alugueiro anual por medo a que lle quedasen baleiro»

Responsable de una inmobiliaria ubicada en Ribeira, Susana Martínez subraya que el mercado tradicional del alquiler de verano está viéndose afectado en la comarca por el cambio de tendencia: «As reservas son por menos xornadas que antes, só por uns días».

Esta circunstancia ha tenido un efecto directo sobre el mercado del arrendamiento de viviendas en la oferta de la que dispone: «Hai propietarios que cambiaron ao aluguer anual por medo a que lles quedase baldeiro. Prefiren asegurarse de que o van ter ocupado de forma continua».

En este cambio, comenta Susana Martínez, no parece que el precio de los alojamientos haya tenido incidencia, dado que explica que no se han producido incrementos. Como ejemplo, señala: «Un apartamento en Coroso de 70 metros cadrados, con dúas habitacións, custa durante un mes 1.400 euros».

También en su despacho observan que, ahora, los clientes no se anticipan como antaño a la hora de buscar alojamiento para pasar las vacaciones.