Uxía Fernández: Una carrera al servicio de la investigación

Lucía Eiras / A. G. RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Uxía Fernández Bióloga
Uxía Fernández Bióloga XOAN A. SOLER

Desde hace tres años trabaja en el Cimus y lleva a cabo un estudio sobre el metabolismo del hígado

26 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué quieres ser de mayor? Es la gran pregunta a la que se enfrentan los jóvenes al llegar a la ESO. El momento de decidir un futuro que poco tiene, o eso parece en esa situación, de cercano. Son años que resultan vitales y en los que abruma la sensación de no saber si se está tomando la decisión correcta. Pero a veces aparecen pequeñas señales que indican cuál es el camino a seguir. Algo similar le ocurrió a Uxía Fernández (Ribeira, 1996), quien encontró en cuarto de ESO lo que hoy define como su ángel de la guarda: «Fue la primera vez que estudiaba biología y ya supe que quería tirar por esa rama. Tuve una profesora en el instituto de Ribeira que hizo que lo decidiese en el momento. Tenía tal pasión explicando que me contagió el amor por la ciencia. Desde esa época definí con claridad que quería hacer esto».

La ciencia fue desde ese momento su pasión. Estudió Biología en la USC y entre una clase teórica y otra encontró un nuevo nicho que despertaba en ella un gran interés, la investigación: «Fue hacia segundo de carrera, también gracias a una asignatura en la que tenía una buena profesora, cuando empecé a interesarme por hacer esto».

Experiencia práctica

Poder desarrollar una experiencia real en un laboratorio no es tarea fácil: «No tuve ningún tipo de formación. Hay muchas maneras de trabajar en un centro de investigación, pero apenas hay formas de informarse sobre ello». Con audacia y un poco por instinto hizo las prácticas en el que resultó ser el sitio ideal: «Cursé la formación externa obligatoria en el Cimus y aquí estoy desde entonces. Pero fue mucho sobre la marcha, porque cuando me dieron la lista con las opciones disponibles no tuve ningún tipo de asesoramiento».

La posibilidad de trabajar día a día con expertos con su misma pasión hizo que confirmase al 100 % que esa era su vocación: «Cuando lo escogí porque me gustaba indagar tenía muchas dudas. Una vez en el centro confirmé que había acertado de pleno. Cuando terminé las prácticas me quedé para hacer el trabajo de fin de grado».

Continuar en la facultad después de haber estado en la vida profesional fue sencillo, en contra de lo que pueda parecer, ya que tenía confirmado qué era lo que deseaba estudiar. Cursó el máster de Investigación Biomédica: «Tuve claro desde el principio sobre qué iba a hacer el trabajo de fin de máster, así que continué en el laboratorio». Pero sus caminos no estaban todavía destinados a separarse, por lo que decidió hacer la tesis doctoral en el mismo sitio en el que había puesto la primera piedra de su carrera laboral: «Lo normal es que al acabar te vayas, pero yo tuve mucha suerte. Me gustó desde el primer día, me sentí muy integrada y además tuve publicaciones en revistas, que es uno de los retos más difíciles. Me considero una afortunada». Con tan solo 24 años esta ribeirense lleva ya tres en el Cimus, donde está preparando su doctoramiento con un trabajo sobre el metabolismo del hígado y la forma en la que este produce glucosa.

Sacrificio y vocación

Fernández se define como una chica afortunada que tuvo la oportunidad de hacer lo que le gusta en un espacio idóneo: «Tuve mucha suerte y lo valoro inmensamente cada día que vengo a trabajar». Pero al azar hay que saber cómo jugarle las cartas: «Hay que esforzarse mucho. Es una tarea sacrificada y dura en la que no siempre se dan las mejores condiciones. Hay muchísima competitividad y es difícil encontrar un sitio donde valoren lo que haces. Es un trabajo que necesita vocación, te tiene que encantar o no lo vas a disfrutar».

Es una labor que cambia día a día: «Cada jornada es diferente, y esta es una de las cosas que más me gustan. Un día haces pruebas en un sitio, al siguiente de otra forma y el próximo con ratones. Va cambiando y siempre aprendes algo». Una formación continua: «Es una manera de aprender prolongada. Me comparo al yo que empezó la carrera y casi no me reconozco. Tienes una función que no permite que te acomodes. Siempre surge algo nuevo y en todo momento hay algo que hacer y aprender, a nivel personal y profesional». Aunque le encantaría continuar donde empezó, Fernández espera a presentar su tesis para conocer qué nueva etapa le depara el futuro.

Los inicios. Una profesora cambió su manera de ver la biología. En ese momento supo que se quería dedicar la Biología.

Actividad. Lleva tres años trabajando en el Cimus y ya ha publicado varios trabajos en revistas especializadas. Ahora elabora un estudio sobre el hígado.